Un equipo científico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha logrado determinar el alcance del cambio climático del Mioceno Medio a través del análisis del esmalte dental fósil. Se trata de una línea de investigación prácticamente nueva en España
Hace unos veinte millones de años, durante el Mioceno Medio, dio comienzo una etapa de temperaturas relativamente altas a la que siguió, más de seis millones de años después, un período de enfriamiento global y aridez ligado al restablecimiento de la masa polar antártica.
Habitualmente la ciencia indaga en las huellas dejadas por este evento a través del análisis del registro fósil marino, o en el continente, por el estudio de los restos de materia orgánica o los suelos bien preservados.
Ahora, además, investigadores de la Complutense han retomado una línea de investigación apenas esbozada y después abandonada en nuestro país: el análisis de la composición geoquímica del esmalte dental fosilizado.
Según Laura Domingo, investigadora principal de este trabajo que supone parte de su tesis doctoral, la principal ventaja de este método es que "permite comparar el registro fósil marino -más completo, puesto que aparece de forma continuada y sin alteraciones geológicas tan intensas- con el continental de forma más directa".
Los investigadores han realizado el análisis de los isótopos estables de carbono y oxígeno del esmalte de los herbívoros. Estos elementos suelen ser los indicadores más importantes también en el registro fósil marino, por lo que a la hora de comparar ambos registros, la tarea se facilita si las variables son las mismas. Como explica Domingo, "hay otros métodos, como el de magnesio-calcio, pero si no cuentas con ese indicador en el registro continental, te obliga a comparar una curva de estos elementos con otra del oxígeno. Es más directo y más claro comparar elementos similares".
Los resultados de este trabajo muestran una caída en la temperatura media anual de unos seis grados y un aumento de la aridez que se corresponde con los datos conocidos del cambio climático del Mioceno Medio. Para Laura Domingo, una de las cuestiones clave a la que responde esta investigación es a si es posible detectar cambios globales en el registro continental y no sólo en el marino. Este trabajo ha demostrado, según explica, que es posible detectar eventos como el del enfriamiento global del Mioceno Medio a través del análisis del esmalte dental fósil.
Además, el trabajo ha tenido en cuenta la presencia de bario y calcio en los fósiles estudiados, elementos químicos menos abundantes pero capaces de aportar información sobre los hábitos de alimentación de los mamíferos. Como aclara la investigadora, "la relación bario-calcio es menor en la vegetación de zonas boscosas, y mayor cuando se trata de pastos. Llevar un tipo u otro de alimentación queda reflejado en el esmalte dental". Así, los fósiles analizados han mostrado la alimentación de animales primitivos como el mastodonte (Gomphotherium angustidens), basada en plantas de tipo leñoso, un tipo de caballo, el Anchitherium, que se alimentaba más de pastos, y una especie de jabalí, el Conohyus simorrensis, con hábitos más omnívoros.
Las muestras fósiles se han obtenido del yacimiento de Somosaguas, situado en el campus de la Universidad Complutense de Madrid, dentro del término municipal de Pozuelo de Alarcón.
Hace unos veinte millones de años, durante el Mioceno Medio, dio comienzo una etapa de temperaturas relativamente altas a la que siguió, más de seis millones de años después, un período de enfriamiento global y aridez ligado al restablecimiento de la masa polar antártica.
Habitualmente la ciencia indaga en las huellas dejadas por este evento a través del análisis del registro fósil marino, o en el continente, por el estudio de los restos de materia orgánica o los suelos bien preservados.
Ahora, además, investigadores de la Complutense han retomado una línea de investigación apenas esbozada y después abandonada en nuestro país: el análisis de la composición geoquímica del esmalte dental fosilizado.
Según Laura Domingo, investigadora principal de este trabajo que supone parte de su tesis doctoral, la principal ventaja de este método es que "permite comparar el registro fósil marino -más completo, puesto que aparece de forma continuada y sin alteraciones geológicas tan intensas- con el continental de forma más directa".
Los investigadores han realizado el análisis de los isótopos estables de carbono y oxígeno del esmalte de los herbívoros. Estos elementos suelen ser los indicadores más importantes también en el registro fósil marino, por lo que a la hora de comparar ambos registros, la tarea se facilita si las variables son las mismas. Como explica Domingo, "hay otros métodos, como el de magnesio-calcio, pero si no cuentas con ese indicador en el registro continental, te obliga a comparar una curva de estos elementos con otra del oxígeno. Es más directo y más claro comparar elementos similares".
Los resultados de este trabajo muestran una caída en la temperatura media anual de unos seis grados y un aumento de la aridez que se corresponde con los datos conocidos del cambio climático del Mioceno Medio. Para Laura Domingo, una de las cuestiones clave a la que responde esta investigación es a si es posible detectar cambios globales en el registro continental y no sólo en el marino. Este trabajo ha demostrado, según explica, que es posible detectar eventos como el del enfriamiento global del Mioceno Medio a través del análisis del esmalte dental fósil.
Además, el trabajo ha tenido en cuenta la presencia de bario y calcio en los fósiles estudiados, elementos químicos menos abundantes pero capaces de aportar información sobre los hábitos de alimentación de los mamíferos. Como aclara la investigadora, "la relación bario-calcio es menor en la vegetación de zonas boscosas, y mayor cuando se trata de pastos. Llevar un tipo u otro de alimentación queda reflejado en el esmalte dental". Así, los fósiles analizados han mostrado la alimentación de animales primitivos como el mastodonte (Gomphotherium angustidens), basada en plantas de tipo leñoso, un tipo de caballo, el Anchitherium, que se alimentaba más de pastos, y una especie de jabalí, el Conohyus simorrensis, con hábitos más omnívoros.
Las muestras fósiles se han obtenido del yacimiento de Somosaguas, situado en el campus de la Universidad Complutense de Madrid, dentro del término municipal de Pozuelo de Alarcón.
Investigaciones como ésta son habituales en otros países, como Estados Unidos. Sin embargo, en España apenas se han llevado a cabo. Se trata de un campo por explorar en el que ha ahondado este equipo de la Complutense.
El artículo ha sido publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, una de las más importantes en el área de la Paleontología. Se trata de un trabajo dirigido por la catedrática de la UCM Nieves López Martínez en el que ha participado también Manuel Hernández Fernández, de la Complutense, Jaime Cuevas González, de la Universidad de Alicante, y Stephen T. Grimes, de la Universidad de Plymouth, en Inglaterra.
Fuente: UCM - mi+d
Fecha: 30/03/2009
El artículo ha sido publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, una de las más importantes en el área de la Paleontología. Se trata de un trabajo dirigido por la catedrática de la UCM Nieves López Martínez en el que ha participado también Manuel Hernández Fernández, de la Complutense, Jaime Cuevas González, de la Universidad de Alicante, y Stephen T. Grimes, de la Universidad de Plymouth, en Inglaterra.
Fuente: UCM - mi+d
Fecha: 30/03/2009
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