Arsuaga y Forges presentan 'Elemental queridos humanos'.
"El ser humano siempre busca el beneficio inmediato y eso no es sostenible porque no somos capaces de renunciar a más y más cosas, pero la biosfera es un sistema muy complejo en el que todo está relacionado y si conocemos esas relaciones, aprendemos a valorarlas". Este es el mensaje que el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, investigador del Centro de Evolución y Comportamiento Humano, y su colega, la geógrafa Milagros Algaba, han querido transmitir en su última obra.
'Elemental queridos humanos. Vidas y Andanzas del ingenioso planeta Tierra', de la editorial Temas de Hoy, es una reflexión sobre el pasado de la vida y el desarrollo humano, que ha contado con la genialidad de Antonio Fraguas, Forges, responsable de 'envolver' en humor, con sus dibujos, este recorrido.
La presentación de la obra ha tenido lugar en un enclave especial: el Parque Natural de Peñalara, en la sierra de Madrid, un espacio que llegó a estar muy degradado hace 20 años, pero que ahora es un ejemplo de conservación. "En el fondo, cuando a la gente le dices que algo es bonito y no lo ensucie, es consciente de su valor y lo cuida", asegura el paleontólogo.
Desde el prólogo, los autores recuerdan que en la Tierra los seres humanos estamos inmersos en una biosfera en la que todos los organismos se relacionan entre sí y tienen un pasado y un futuro común. El paleontólogo ponía un ejemplo desde la morrena de un antiguo glaciar: "Los humanos siempre hemos vivido en relación con el entorno. Hasta aquí subían los neandertales que vivían en La Pinilla a buscar caza en verano, porque había pastos y, por tanto, hervíboros. Por ello debemos cuidar esa relación".
En opinión de Arsuaga, el problema es que "el ser humano siempre busca el beneficio inmediato, no calcula y no es capaz de renunciar a las cosas, y eso es insostenible". "Por ello debemos desarrollar una conciencia de especie, y ser egoístas pero con el objetivo de mantener el planeta para todos porque la alternativa a la conservación no es la pobreza y la falta de progreso, sino la justicia y el reparto de esta riqueza", apunta el investigador.
Adaptar el entorno.
Éste es una de los mensajes claves que, con argumentos científicos, se mantienen a lo largo de toda la obra. De hecho, Milagros Algaba, que se centra en la historia a partir del Neolítico, asegura que fue hace 10.000 años cuando el 'Homo sapiens' comenzó a adaptar el entorno a sus necesidades, y desde entonces no ha dejado de hacerlo.
"Ahora producimos igual que en el Neolítico, que es cuando se rompió el equilibrio, pero como ahora somos muchos millones ha mejorado la tecnología y somos más fructíferos", argumenta. Para Algaba "lo importante es que la gente sea consciente de que somos un bicho más en un sistema muy complejo y hermoso que debemos conocer. No se trata de dar recetas mágicas ni ser gurús, sino de explicar científicamente donde estamos".
Forges, por su parte, destacaba la falta de reflexión sobre las consecuencias que tienen determinadas decisiones que afectan a la Naturaleza. "Los japoneses tardaron ocho años en decidir dónde se colocaba una antena de comunicaciones; aquí se eligió el lugar en dos horas y fue un desastre", comenta mientras, al fondo, se ven las antenas en la cima de la Bola del Mundo en Navacerrada.
Pese a que ninguno de los tres plantea soluciones, sino realidades, Arsuaga insiste en que "es posible sacar rendimiento del entorno sin necesidad de acabar con él, por ejemplo, explotando un lugar turísticamente pero poniendo en valor su biodiversidad y manteniéndola, en lugar de llenar de ladrillos los espacios".
Como concluye Forges en el diálogo de un padre y un hijo mirando un pasaisaje hermoso: "Algún día, hijo mío, si no lo cuidamos, todo esto será suyo". "¿De quién papá?". "De la nada,hijo, de la nada".
Fuente: El Mundo
Fecha: 28/10/2010
"El ser humano siempre busca el beneficio inmediato y eso no es sostenible porque no somos capaces de renunciar a más y más cosas, pero la biosfera es un sistema muy complejo en el que todo está relacionado y si conocemos esas relaciones, aprendemos a valorarlas". Este es el mensaje que el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, investigador del Centro de Evolución y Comportamiento Humano, y su colega, la geógrafa Milagros Algaba, han querido transmitir en su última obra.
'Elemental queridos humanos. Vidas y Andanzas del ingenioso planeta Tierra', de la editorial Temas de Hoy, es una reflexión sobre el pasado de la vida y el desarrollo humano, que ha contado con la genialidad de Antonio Fraguas, Forges, responsable de 'envolver' en humor, con sus dibujos, este recorrido.
La presentación de la obra ha tenido lugar en un enclave especial: el Parque Natural de Peñalara, en la sierra de Madrid, un espacio que llegó a estar muy degradado hace 20 años, pero que ahora es un ejemplo de conservación. "En el fondo, cuando a la gente le dices que algo es bonito y no lo ensucie, es consciente de su valor y lo cuida", asegura el paleontólogo.
Desde el prólogo, los autores recuerdan que en la Tierra los seres humanos estamos inmersos en una biosfera en la que todos los organismos se relacionan entre sí y tienen un pasado y un futuro común. El paleontólogo ponía un ejemplo desde la morrena de un antiguo glaciar: "Los humanos siempre hemos vivido en relación con el entorno. Hasta aquí subían los neandertales que vivían en La Pinilla a buscar caza en verano, porque había pastos y, por tanto, hervíboros. Por ello debemos cuidar esa relación".
En opinión de Arsuaga, el problema es que "el ser humano siempre busca el beneficio inmediato, no calcula y no es capaz de renunciar a las cosas, y eso es insostenible". "Por ello debemos desarrollar una conciencia de especie, y ser egoístas pero con el objetivo de mantener el planeta para todos porque la alternativa a la conservación no es la pobreza y la falta de progreso, sino la justicia y el reparto de esta riqueza", apunta el investigador.
Adaptar el entorno.
Éste es una de los mensajes claves que, con argumentos científicos, se mantienen a lo largo de toda la obra. De hecho, Milagros Algaba, que se centra en la historia a partir del Neolítico, asegura que fue hace 10.000 años cuando el 'Homo sapiens' comenzó a adaptar el entorno a sus necesidades, y desde entonces no ha dejado de hacerlo.
"Ahora producimos igual que en el Neolítico, que es cuando se rompió el equilibrio, pero como ahora somos muchos millones ha mejorado la tecnología y somos más fructíferos", argumenta. Para Algaba "lo importante es que la gente sea consciente de que somos un bicho más en un sistema muy complejo y hermoso que debemos conocer. No se trata de dar recetas mágicas ni ser gurús, sino de explicar científicamente donde estamos".
Forges, por su parte, destacaba la falta de reflexión sobre las consecuencias que tienen determinadas decisiones que afectan a la Naturaleza. "Los japoneses tardaron ocho años en decidir dónde se colocaba una antena de comunicaciones; aquí se eligió el lugar en dos horas y fue un desastre", comenta mientras, al fondo, se ven las antenas en la cima de la Bola del Mundo en Navacerrada.
Pese a que ninguno de los tres plantea soluciones, sino realidades, Arsuaga insiste en que "es posible sacar rendimiento del entorno sin necesidad de acabar con él, por ejemplo, explotando un lugar turísticamente pero poniendo en valor su biodiversidad y manteniéndola, en lugar de llenar de ladrillos los espacios".
Como concluye Forges en el diálogo de un padre y un hijo mirando un pasaisaje hermoso: "Algún día, hijo mío, si no lo cuidamos, todo esto será suyo". "¿De quién papá?". "De la nada,hijo, de la nada".
Fuente: El Mundo
Fecha: 28/10/2010
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