Pese a que por ahora solo se han hecho tareas de limpieza para definir los restos, el hallazgo de al menos cuatro tumbas datadas entre los siglos III y V después de Cristo está aportando ya datos relevantes sobre el pasado de la localidad rianxeira. Para empezar, la existencia de las sepulturas, además de evidenciar que en lo que hoy es el casco antiguo de Rianxo hay una necrópolis romana, ha permitido concretar algo más sobre el lugar en el que durante los últimos 1.700 años descansaron en paz los cuerpos de los que, por ahora, son los barbanzanos más antiguos. Al parecer, en esa zona existió una basílica cristiana.
Aunque en esto de la arqueología se trabaja muchas veces con hipótesis, los expertos tienen indicios suficientes para hablar casi con seguridad de que donde actualmente se erigen varias viviendas unifamiliares, en los primeros siglos del milenio pasado hubo un templo. Uno de ellos tiene que ver con la existencia de las tumbas y con como están dispuestas.
Sepulturas superpuestas
Gracias al perfil que dejó al descubierto la excavación para hacer el hueco del ascensor -obra que permitió el descubrimiento de los restos- se identificaron cuatro tumbas, pero solo dos de ellas son visibles en la superficie, ya que están superpuestas. El análisis de las diferentes capas de tierra y sedimentos permiten saber tanto el orden de los enterramientos como que, para la inhumación de los cadáveres, fue preciso agujerear un pavimento colocado previamente.
Después de cubrir convenientemente las sepulturas y echar por encima un nuevo pavimento, este se cortó más tarde para enterrar los restos que están en la parte más superficial, un modo de operar que recuerda a los enterramientos que hace no tanto se realizaban en iglesias y catedrales.
Cruz latina
A esto hay que añadir el hecho de que la escasa presencia de cerámica y restos de vasijas o útiles cotidianos descarta que se tratara de una vivienda y, desde luego, los restos del muro que aparecieron en el subsuelo rianxeiro apuntan a una edificación importante y no a la casa de un vecino cualquiera.
Pero son precisamente las ruinas de la construcción la señal más clara de que existió una basílica, ya que la parte del muro hallada en la vivienda apunta a que tenía forma de cruz latina.
Dos viviendas del remo convertidas en una cripta con los huesos humanos más antiguos de la comarca
Vista desde el exterior, no hay nada que permita adivinar que detrás de la fachada de una pequeña vivienda situada en la plaza de la iglesia se encuentra uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los realizados en la comarca en las últimas décadas. Cruzar el umbral de esa casa del remo, o, más bien, de la contigua, ya que ahora están unidas, y adentrarse en la penumbra de un inmueble en obras supone sumergirse de lleno en la historia más antigua de Rianxo.
De entrada, lo primero que llama la atención es el hueco donde se colocará el ascensor de la vivienda y, justo al lado, una zona cubierta de arena. Ese espacio es el que esconde los restos humanos más antiguos de los que hay constancia en la comarca. Pero, para poder verlos, es preciso, no solo retirar la arena, sino también las telas y cartones que los cubren. Estos materiales se colocaron de forma provisional para resguardar los restos y minimizar su deterioro ahora que han quedado a la intemperie.
A primera vista, para los profanos en la materia, ver los huesos de una de las tumbas resulta casi un acto de fe, pero, fijándose un poco se aprecia como la textura y el color de los restos óseos es distinto al del sedimento en el que están incrustados. Luego, en la segunda tumba, sí se aprecian claramente, y la imagen resulta abrumadora al encontrarse uno ante los restos del primer rianxeiro.
Fuente: La Voz de Galicia
Fecha: 16/10/2010
Aunque en esto de la arqueología se trabaja muchas veces con hipótesis, los expertos tienen indicios suficientes para hablar casi con seguridad de que donde actualmente se erigen varias viviendas unifamiliares, en los primeros siglos del milenio pasado hubo un templo. Uno de ellos tiene que ver con la existencia de las tumbas y con como están dispuestas.
Sepulturas superpuestas
Gracias al perfil que dejó al descubierto la excavación para hacer el hueco del ascensor -obra que permitió el descubrimiento de los restos- se identificaron cuatro tumbas, pero solo dos de ellas son visibles en la superficie, ya que están superpuestas. El análisis de las diferentes capas de tierra y sedimentos permiten saber tanto el orden de los enterramientos como que, para la inhumación de los cadáveres, fue preciso agujerear un pavimento colocado previamente.
Después de cubrir convenientemente las sepulturas y echar por encima un nuevo pavimento, este se cortó más tarde para enterrar los restos que están en la parte más superficial, un modo de operar que recuerda a los enterramientos que hace no tanto se realizaban en iglesias y catedrales.
Cruz latina
A esto hay que añadir el hecho de que la escasa presencia de cerámica y restos de vasijas o útiles cotidianos descarta que se tratara de una vivienda y, desde luego, los restos del muro que aparecieron en el subsuelo rianxeiro apuntan a una edificación importante y no a la casa de un vecino cualquiera.
Pero son precisamente las ruinas de la construcción la señal más clara de que existió una basílica, ya que la parte del muro hallada en la vivienda apunta a que tenía forma de cruz latina.
Dos viviendas del remo convertidas en una cripta con los huesos humanos más antiguos de la comarca
Vista desde el exterior, no hay nada que permita adivinar que detrás de la fachada de una pequeña vivienda situada en la plaza de la iglesia se encuentra uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los realizados en la comarca en las últimas décadas. Cruzar el umbral de esa casa del remo, o, más bien, de la contigua, ya que ahora están unidas, y adentrarse en la penumbra de un inmueble en obras supone sumergirse de lleno en la historia más antigua de Rianxo.
De entrada, lo primero que llama la atención es el hueco donde se colocará el ascensor de la vivienda y, justo al lado, una zona cubierta de arena. Ese espacio es el que esconde los restos humanos más antiguos de los que hay constancia en la comarca. Pero, para poder verlos, es preciso, no solo retirar la arena, sino también las telas y cartones que los cubren. Estos materiales se colocaron de forma provisional para resguardar los restos y minimizar su deterioro ahora que han quedado a la intemperie.
A primera vista, para los profanos en la materia, ver los huesos de una de las tumbas resulta casi un acto de fe, pero, fijándose un poco se aprecia como la textura y el color de los restos óseos es distinto al del sedimento en el que están incrustados. Luego, en la segunda tumba, sí se aprecian claramente, y la imagen resulta abrumadora al encontrarse uno ante los restos del primer rianxeiro.
Fuente: La Voz de Galicia
Fecha: 16/10/2010
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