Las intervenciones arqueológicas realizadas en la llamada necrópolis de Finca de Clavijo, en el municipio grancanario de Santa María de Guía, han posibilitado catalogar el primer espacio de enterramientos para la población de esclavos africanos, que en el siglo XVI se empleaba como mano de obra en los cultivos de azúcar en el noroeste de Gran Canaria. Un descubrimiento que ayer fue presentado en las comunicaciones que en materia de arqueología se vienen celebrando en el marco del XIX Coloquio de Historia Canario Americana que celebra hasta mañana en la Casa de Colón. Los restos óseos y la necrópolis en la Finca de Clavijo fueron descubiertos en el transcurso de unas obras de instalación de la red de abasto de aguas en la zona en el año 2009. Fue el equipo de Tibicena Arqueología y Patrimonio SL el que inició los trabajos de documentación y de estudio de este enclave sepulcral. En opinión del arqueólogo José Guillén supone "un hallazgo excepcional para Gran Canaria que abre las puertas al estudio del siglo XVI y a las prácticas culturales de esta población que sólo figuran en los documentos como mercancía a través de contratos de compraventa, en herencias..., su vida ha pasado desapercibida para la investigación".
José Guillén, junto a un equipo de profesionales integrado por Martha Alamón, Félix Mendoza, Rita Marrero, Ibán Suárez, Marco Moreno y Cristina Ojeda, avanzó ayer en el XIX Coloquio de Historia que los restos exhumados, de un total de 14 individuos, corresponden a sujetos de procedencia subsahariana, norte de África, además de algún aborigen, según el análisis genético que se les practicó.
"Se trata de una necrópolis del siglo XVI, de la Edad Moderna, con unas características muy peculiares en cuanto al ritual, las prácticas funerarias, así como la disposición y orientación de los cuerpos dentro de la fosa, que muestran que los individuos vienen de zonas muy distintas", explicó ayer Jorge Guillén.
A esto se une el hecho de que "la necrópolis está fuera de cualquier recinto sagrado, lo que nos lleva a plantear de que se trata de una necrópolis para la población esclava y marginal, en la línea de lo que sucede posteriormente en América". A juicio de Guillén, "los esclavos se enterraban aparte o tenían otras prácticas culturales, y con sus espacios funerarios distintos". Una población que previsiblemente fue traída a la Isla para trabajar en el cultivo y proceso de la caña de azúcar, "que demandaba mucha mano de obra, esclavos sobre todo, y quizás fueran trabajadores no sólo en los ingenios de azúcar sino como mano de obra esclava en otras tareas", subraya el arqueólogo.
Lo que si queda patente, según los expertos, es que estos "gestos funerarios" eran desconocidos en la Isla hasta que se produjo el hallazgo, y demuestra que esta población marginal "tenía costumbres y formas de vida propia de manera desvinculada a la práctica cultural dominante".
Fuente: La Provincia
Fecha: 21/10/2010
José Guillén, junto a un equipo de profesionales integrado por Martha Alamón, Félix Mendoza, Rita Marrero, Ibán Suárez, Marco Moreno y Cristina Ojeda, avanzó ayer en el XIX Coloquio de Historia que los restos exhumados, de un total de 14 individuos, corresponden a sujetos de procedencia subsahariana, norte de África, además de algún aborigen, según el análisis genético que se les practicó.
"Se trata de una necrópolis del siglo XVI, de la Edad Moderna, con unas características muy peculiares en cuanto al ritual, las prácticas funerarias, así como la disposición y orientación de los cuerpos dentro de la fosa, que muestran que los individuos vienen de zonas muy distintas", explicó ayer Jorge Guillén.
A esto se une el hecho de que "la necrópolis está fuera de cualquier recinto sagrado, lo que nos lleva a plantear de que se trata de una necrópolis para la población esclava y marginal, en la línea de lo que sucede posteriormente en América". A juicio de Guillén, "los esclavos se enterraban aparte o tenían otras prácticas culturales, y con sus espacios funerarios distintos". Una población que previsiblemente fue traída a la Isla para trabajar en el cultivo y proceso de la caña de azúcar, "que demandaba mucha mano de obra, esclavos sobre todo, y quizás fueran trabajadores no sólo en los ingenios de azúcar sino como mano de obra esclava en otras tareas", subraya el arqueólogo.
Lo que si queda patente, según los expertos, es que estos "gestos funerarios" eran desconocidos en la Isla hasta que se produjo el hallazgo, y demuestra que esta población marginal "tenía costumbres y formas de vida propia de manera desvinculada a la práctica cultural dominante".
Fuente: La Provincia
Fecha: 21/10/2010
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