La Safor se reencuentra en pleno siglo XXI con los vestigios de sus primeros pobladores. Las excavaciones en la Cova Foradà de Oliva han sacado a la luz un esqueleto muy bien conservado de hace más de 40.000 años. Son los restos neandertales más importantes hallados en la Comunitat Valenciana. Nunca antes se había descubierto en España un conjunto óseo tan completo y con las diferentes piezas tan conectadas entre sí.
Este tesoro arqueológico estaba en el interior del yacimiento, a unos nueve metros bajo tierra, en estratos intactos. Los expertos lo sitúan en niveles del Paleolítico Medio o incluso más antiguos.
La excepcionalidad del esqueleto ha movilizado a destacados paleontropólogos, algunos de ellos, procedentes del grupo de investigación del yacimiento de Atapuerca (Burgos), así como especialistas en homínidos de prestigiosos centros españoles, según informaciones recogidas por LAS PROVINCIAS.
Ellos han valorado los huesos y se han implicado tanto en su estudio como en su restauración. También ha habido comunicación directa con profesionales de laboratorios de Carbono 14 para indagar en los orígenes del esqueleto. Los profesionales quedaron admirados por el hallazgo.
Aquellos que han tenido acceso al descubrimiento confirmaron que se trata de parte de un esqueleto que está en muy buen estado. El sexo del individuo todavía es una incógnita.
Hasta ahora todo lo que se había encontrado en España relacionado con el homínido neandertal había sido huesos sueltos, muelas, incisivos, vértebras, costillas o cráneos, salvo en una cueva asturiana en donde también aparecieron restos agrupados. El conjunto de huesos de la Cova Foradà de Oliva estaba englobado en una masa cementada por el carbonato cálcico precipitado por las aguas de lluvia.
Los trabajos arqueológicos se llevaron a cabo bajo la dirección del jefe de los servicios de arqueología de la Diputación de Valencia, José Aparicio, colaborador de LAS PROVINCIAS, quien únicamente señaló que mientras no terminen los estudios y análisis que se están realizando con carácter de urgencia, «no es prudente adelantar nada». Ni los excavadores ni el departamento de arqueología de la Diputación han proporcionado información al respecto, a la espera de convocar una rueda de prensa.
La Cova Foradà de Oliva, «uno de los yacimientos más completos de la Península Ibérica, incluso de Europa y de todo el Mediterráneo», según ha indicado la Diputación de Valencia en múltiples ocasiones, comenzó a excavarse hace más de treinta años. Los arqueólogos vieron en la cavidad un diamante en bruto capaz de aportar datos sobre la prehistoria valenciana.
El yacimiento arqueológico, tal y como ha publicado este periódico, empezó a ser habitado hace unos cien mil años antes de Cristo y se abandonó entre el 8.000 y el 9.000, lo que indica que tuvo cien mil años de vida ininterrumpida. Su territorio de subsistencia así lo permitía. Había ciervos y cabras por la Sierra de Mustalla; toros y caballos por el llano; tortugas, aves y peces en el Río Bullents y en el marjal Pego-Oliva.
Desde el año 2000 se conoce el hallazgo de restos humanos, concretamente de Homo Neanderthalensis, ya en pleno Musteriense o Paleolítico Medio. El homínido recientemente encontrado se dedicaría a la caza y recolección de alimentos en el marjal de Oliva y Pego.
La vida del neandertal
Los neandertales eran omnívoros y comían bayas, frutas, raíces y, fundamentalmente, carroñeo. Vivían en grupo, en comunidades pequeñas que tenían un territorio de subsistencia donde no podía entrar o salir nadie sin que se produjera por ello un conflicto. En los últimos años, junto a restos de neandertal hallados como un fragmento de maxilar, varios de la bóveda craneal y una pieza dental, se han encontrado en la cueva instrumentos líticos que utilizaban para cazar, cocinar o preparar pieles. En ocasiones han aparecido huesos descarnados de animales, lo que explica que los moradores ya habían adquirido ciertos roles sociales, como el de comer en el interior del hogar.
La mayoría de las piezas descubiertas son puntas de lanza que se colocaban en los bordes de las cañas o palos para poder alcanzar a las presas que se comían. El paisaje de la Foradà era muy diferente al existente ahora. Las montañas y llanuras estaban habitadas por rinocerontes, elefantes y hienas.
Fuente: Las Provincias
Fecha: 18/09/2010
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