miércoles, 28 de abril de 2010

La otra ciudad bajo tierra (Orihuela)

Por el mal estado de los edificios colindantes sólo se pudo excavar y estudiar una trinchera de 1,3 metros de ancho.

El hallazgo de un cementerio islámico de los siglos XII y XIII en la calle Arriba, extramuros y fuera de la zona que se suponía habitada plantea la necesidad de ampliar el área de protección arqueológica. Pese a los 80 cuerpos rescatados, no se ha llegado al más antiguo.

Las obras promovidas por el Ayuntamiento para construir el Centro Social Miguel Hernández en la calle de Arriba dejaron al descubierto bajo las casas 26 y 28 un antiguo cementerio musulmán de entre los siglos XII y XIII que ha cambiado lo que se sabe hoy de cómo se configuró la Orihuela de ayer. La ciudad descubre, cada vez que hace una obra o levanta una calle, nuevos vestigios de pueblos que habitaron la falda del monte de San Miguel y que hablan del presente de los oriolanos.

Lo trascendente de esta excavación -que encargó el Ayuntamiento a Silvia Yus Cecilia como directora técnico arqueológica de la obra- es que desvela que la zona del rincón hernandiano, extramuros, estuvo habitada antes de lo que se creía. De hecho, el Ayuntamiento tiene acotada una zona de protección arqueológica definida en el Plan General de Ordenación Urbana, en la que son preceptivos sondeos o excavaciones previos a cualquier obra para determinar "a priori" si hay bajo el suelo restos de importancia, según explicó el concejal de Infraestructuras Urbanas, Manolo Abadía. Pero este enterramiento, empleado durante al menos un siglo y en el que se han catalogado unos 80 cuerpos, está situado fuera de esa zona de protección porque hasta ahora se consideraba fuera del área de interés arqueológico. Por ello fue la dirección facultativa de las obras (arquitecto y aparejador) la que detectó los huesos ya en pleno trabajo de los obreros.

Y es precisamente ahí donde se sitúa el interés de este hallazgo, en que no estaba previsto puesto que el área protegida -el centro urbano de la ciudad actual- se definió sin incluir esta zona porque no existen fuentes documentales que hablen de esta necrópolis. La arqueóloga, a raíz de este descubrimiento, propone al Ayuntamiento la revisión de la zona de protección arqueológica, argumentando que "el hallazgo de la necrópolis enriquece el conocimiento histórico de la ciudad musulmana".

A sólo 30 centímetros
Dada la pequeña extensión de la zona excavada, 80 cuerpos son una cantidad muy importante. Según explicó la arqueóloga en su informe, se pudo estudiar sólo una franja central en el solar dejando espacio a ambos lados por cuestiones de seguridad (los edificios colindantes carecían de cimentación y presentaban grietas en sus muros de carga). En algunas zonas se hallaron restos óseos humanos a tan solo 30 centímetros de la superficie y en otras, a esa profundidad, los restos arqueológicos habían sido destruidos por la construcción en épocas más recientes de un pozo ciego o de una arqueta. Esta afección a la zona de enterramiento más reciente tiene la consecuencia directa de que no se ha podido determinar la densidad de ocupación de esta capa más reciente y que tampoco se podrá saber si la necrópolis siguió utilizándose después de la Reconquista por parte de las poblaciones mudéjares.

Cien años de enterramientos
Finalmente, se lograron localizar cuerpos situados de lado (con la cabeza orientada a la Meca y los brazos a veces extendidos a lo largo del cuerpo, pero los pies nunca cruzados) hasta los 2,7 metros de profundidad. No se llegó a encontrar "un depósito estéril, aunque sí se denotó un considerable descenso en el número de enterramientos", es decir, que tampoco se tiene claro a qué profundidad (y por lo tanto con qué antigüedad) se encuentran los primeros enterramientos. Curiosamente, entre los huesos humanos también se encontraron "hasta tres cuernos, mandíbulas e incluso caderas de ovi-cápridos o bóvidos".

La excavación se dio por finalizada por seguridad, sobre todo ante la posibilidad de abrir grietas en una trinchera de estudio tan estrecha (1,30 metros de media). Así, se determinó que esta necrópolis islámica estuvo ocupada al menos durante unos cien años (desde la primera mitad del siglo XII al primer tercio del XIII), pese a que también se han encontrado materiales más antiguos que sugieren una ocupación anterior. En algunas ocasiones, las capas de tierra que separan unos cuerpos de otros se reducen a tan solo dos centímetros de espesor, aunque en otras zonas llegan a los 20 centímetros. Esto se explica, según el informe arqueológico, en crecidas y desbordamientos del río.

Una de las conclusiones tras la excavación es que la población de la medina sufría una "significativa mortandad", por la llamativa concentración de cadáveres en una superficie de excavación de no más de treinta metros cuadrados y en un periodo de unos cien años. La edad de muerte no debía de ser muy elevada, ya que la mayoría de los cuerpos conservan casi todas sus piezas dentales.

Conclusiones como estas, así como los nuevos datos y pistas que puedan aportar los cuerpos localizados dan ahora claves para seguir desvelando cómo fue la Orihuela del pasado. Y en qué influyó a la ciudad que es ahora.

Autor: Silvia Yus
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Fecha: 25/04/2010

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