lunes, 3 de agosto de 2009

Similitudes en la adaptación a la malaria de humanos y monos babuinos

En los seres humanos, las variaciones sutiles en un gen particular que controla si se produce o no una proteína sobre la superficie de los glóbulos rojos, marcan la diferencia entre la susceptibilidad o la resistencia a una forma de malaria. Esto se debe a que la proteína en la sangre sirve como punto de entrada para el Plasmodium vivax, uno de entre varios parásitos que infectan a los humanos y que causan la malaria.

Ahora, unos investigadores en el Instituto para las Ciencias y la Política Genómicas, dependiente de la Universidad Duke, revelan que una variación en precisamente el mismo gen regulador también influye sobre las posibilidades de los babuinos de contraer la enfermedad, al determinar su grado de susceptibilidad a otro parásito estrechamente relacionado.

"Este es un buen ejemplo de cómo, en la vastedad del genoma, el mismo gen fue modificado de la misma manera en dos especies diferentes para producir el mismo tipo de resistencia", subraya Greg Wray, director del Centro para la Genómica Evolutiva del citado instituto.

El hallazgo también marca un momento decisivo en la investigación de los primates: Los resultados del nuevo estudio son los primeros en conectar una variación genética importante en primates salvajes con las complejas consecuencias claramente observables de ésta para los animales.

Los babuinos amarillos en cuestión viven en el Parque Nacional de Amboseli en Kenia, y han sido objeto de una observación continua durante casi 40 años, haciéndola una de las poblaciones de mamíferos en estado salvaje mejor estudiadas del mundo, desde el punto de vista de su comportamiento y de los acontecimientos fundamentales de la vida de cada individuo.

Tal como señala la bióloga Susan Alberts, del Instituto para las Ciencias y la Política Genómicas, una experta que ha estado registrando los hábitos de los babuinos en los últimos 25 años, las posibilidades de investigación estaban muy limitadas en el pasado, mientras que hoy, gracias a la creciente biblioteca de genomas de primates secuenciados, los científicos pueden comenzar a profundizar mucho más.

Jenny Tung se pasó tres veranos en la sabana africana oriental, observando a los babuinos, recolectando sus heces contenedoras del ADN de los primates, y, con la ayuda de un equipo experto de ayudantes de campo kenianos, extrayendo cuidadosamente muestras de sangre de animales adormecidos mediante dardos somníferos.

Una vez de vuelta al laboratorio, Tung encontró algo en aquellas muestras de sangre que resultó toda una sorpresa a pesar de tanto tiempo de estudio. Más de la mitad de los babuinos de Amboseli (alrededor del 60 por ciento) estaban infectados con el parásito Hepatocystis.

En busca de una base genética para las diferencias en la vulnerabilidad de los babuinos frente a la infección, los investigadores se centraron en la secuencia de ADN que rodea al gen DARC, la misma región que en investigaciones previas había sido relacionada con la protección contra la malaria en los seres humanos. Aunque los detalles específicos difieren con respecto a los de los humanos, han constatado que el cambio en una sola letra del código genético (un cambio de una A por una G) les confería a algunos babuinos una mejor resistencia frente a la infección.

Fuente:
SoloCiencia
Fecha: 31/07/2009

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