Un total de 200 fósiles originales recuperados en los yacimientos de Atapuerca, incluido el famoso Cráneo Nº 5, Miguelón, de hace casi 500.000 años, se exponen en el nuevo Museo de la Evolución Humana que ha abierto sus puertas en Burgos. El centro está dedicado a la historia de la especie y su entorno, apoyándose en los testimonios que ofrecen la arqueología y la paleontología, con especial referencia a la cercana Sierra de Atapuerca y sus ricos yacimientos. El museo, junto al Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana y las excavaciones de Atapuerca, convierten a Burgos en "sede del sistema de lugares y equipamientos más completo del mundo sobre evolución humana", ha comentado, por su parte, el Presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
El edifico del nuevo museo, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, tiene una superficie de 15.000 metros cuadrados y está dividido en cuatro plantas, una de ellas dedicada a Atapuerca, con maquetas y reproducciones de los yacimientos concretos del conjunto, así como módulos audiovisuales que complementan las exhibiciones.
Las plantas superiores del museo presentan reproducciones de homínidos, así como un sección dedicada al cerebro humano y su funcionamiento. También se exhibe una reproducción del Beagle, el buque británico capitaneado por Robert Fitz Roy en el que Charles Darwin cumplió el célebre viaje que inspiró su Teoría de la Evolución. Una sección está dedicada al científico y Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal. El arte rupestre está representado por varias maquetas y una sala de proyección sobre los ecosistemas completan las exhibiciones.
El nuevo centro está diseñado con la idea de que sea un museo "de los sentidos" que la especie humana "se dedica a sí misma", ha dicho su director, Javier Vicente. Además de exponer las piezas de Atapuerca y centrarse en la divulgación de la evolución, la institución nace con el reto de promover la reflexión acerca del futuro del hombre y su entorno.
El Museo de la Evolución Humana acoge los hallazgos de Atapuerca
El sueño que tuvieron hace treinta años los promotores del yacimiento de Atapuerca para divulgar los hallazgos arqueológicos es ya una realidad. El Museo de la Evolución Humana fue inaugurado por la Reina Sofía, maravillada por los fósiles y elementos que recrean el origen del hombre y la evolución de la especie. Faltan aún algunas secuencias para completar el nuevo espacio cultural, pero el edificio diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg contiene material suficiente para que los visitantes comprueben la trascendencia del proyecto, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
«Es un museo para pensar y reflexionar sobre el futuro de la especie», declaró Eudald Cabonell. El investigador calificó de «auténtica maravilla» la posibilidad de ver de cerca los fósiles de los antiguos pobladores del viejo continente. Por su parte, José María Bermúdez de Castro recordó que el «alma» del yacimiento, Emiliano Aguirre, imaginó este proyecto. «Ahora es una realidad; es un referente mundial en la evolución humana», apostilló el codirector.
El complejo, que ha supuesto una inversión de 80 millones de euros, fue inaugurado por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, convencido del atractivo del nuevo centro cultural: «Estamos, sin duda, ante una inigualable oportunidad de atraer y fijar talento y actividad científica, cultural y económica a través de la puesta en valor de tan singular y enorme riqueza».
En una de las plantas se ofrecen reproducciones científicas de los homínidos. También se puede ver la embarcación que Charles Darwin utilizó en la expedición que le sirvió para elaborar su obra más prestigiosa, «La evolución de las especies». Además, en una planta se percibe el contraste entre el frío y el calor para que el visitante pueda comprobar los efectos de los glaciares y el clima de la estepa.
En busca del Homo Antecesor
Uno de los apartados pendientes de completar es el referido al «Homo antecessor», descubierto en 1994 en el yacimiento conocido como Gran Dolina. El estudio de los restos humanos, cuya antigüedad data de hace 800.000 años, atestigua que se trata de una especie nueva perteneciente a las primeras poblaciones llegadas al continente europeo y antecesora común de neandertales y sapiens. El «Antecesor», explorador o pionero que se adentró en Europa desde África hace un millón de años, tenía costumbres caníbales. Los excepcionales hallazgos de la campaña 2006 en el yacimiento de Gran Dolina demuestran en aquel periodo del pleistoceno sucedió un festín caníbal. Al menos 10 individuos, la mayoría niños, fueron devorados por sus congéneres. Todos los indicios sugieren que un campamento de Homo antecessor fue atacado por miembros de otro grupo. Se trata de las evidencias más antiguas de antropofagia de la historia de la humanidad.
Los yacimientos de la Sierra de Atapuerca son conocidos desde finales del Siglo XIX. En los años cincuenta el Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE), de Burgos, empezó catalogar y cartografiar la Cueva Mayor. En 1962 miembros del GEE comunicaron la existencia de fósiles en la Trinchera de Ferrocarril. Diez años más tarde el GEE descubre la Galería del Sílex y en 1976 localizaron restos craneales de homínidos en la Sima de los Huesos. Pero no es hasta el año 1976 cuando comienza la historia del Proyecto Atapuerca.
Este mismo año el ingeniero de minas, Trinidad Torres, se encontraba en la Sima de los Huesos en busca de restos de osos, pero lo que no se esperaba fue recuperar también restos humanos.
Fue tal su sorpresa, que rápidamente se lo comunicó al paleontólogo Emiliano Aguirre. En este mismo momento es cuando Emiliano Aguirre apuesta por estudiar e investigar los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
Por ello, en 1978 elaboró un proyecto de investigación dando comienzo a las primeras excavaciones en los yacimientos de esta sierra burgalesa. Emiliano Aguirre estuvo al frente de las excavaciones hasta el año 1991, año en el que dejó la dirección del Proyecto de Investigación de Atapuerca a Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Los tres codirectores crearon un equipo de excavación multidisciplinar, el cual obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el 1997.
Fuente: El País / La Voz de Galicia
Fecha: 13/07/2010
El edifico del nuevo museo, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, tiene una superficie de 15.000 metros cuadrados y está dividido en cuatro plantas, una de ellas dedicada a Atapuerca, con maquetas y reproducciones de los yacimientos concretos del conjunto, así como módulos audiovisuales que complementan las exhibiciones.
Las plantas superiores del museo presentan reproducciones de homínidos, así como un sección dedicada al cerebro humano y su funcionamiento. También se exhibe una reproducción del Beagle, el buque británico capitaneado por Robert Fitz Roy en el que Charles Darwin cumplió el célebre viaje que inspiró su Teoría de la Evolución. Una sección está dedicada al científico y Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal. El arte rupestre está representado por varias maquetas y una sala de proyección sobre los ecosistemas completan las exhibiciones.
El nuevo centro está diseñado con la idea de que sea un museo "de los sentidos" que la especie humana "se dedica a sí misma", ha dicho su director, Javier Vicente. Además de exponer las piezas de Atapuerca y centrarse en la divulgación de la evolución, la institución nace con el reto de promover la reflexión acerca del futuro del hombre y su entorno.
El Museo de la Evolución Humana acoge los hallazgos de Atapuerca
El sueño que tuvieron hace treinta años los promotores del yacimiento de Atapuerca para divulgar los hallazgos arqueológicos es ya una realidad. El Museo de la Evolución Humana fue inaugurado por la Reina Sofía, maravillada por los fósiles y elementos que recrean el origen del hombre y la evolución de la especie. Faltan aún algunas secuencias para completar el nuevo espacio cultural, pero el edificio diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg contiene material suficiente para que los visitantes comprueben la trascendencia del proyecto, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
«Es un museo para pensar y reflexionar sobre el futuro de la especie», declaró Eudald Cabonell. El investigador calificó de «auténtica maravilla» la posibilidad de ver de cerca los fósiles de los antiguos pobladores del viejo continente. Por su parte, José María Bermúdez de Castro recordó que el «alma» del yacimiento, Emiliano Aguirre, imaginó este proyecto. «Ahora es una realidad; es un referente mundial en la evolución humana», apostilló el codirector.
El complejo, que ha supuesto una inversión de 80 millones de euros, fue inaugurado por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, convencido del atractivo del nuevo centro cultural: «Estamos, sin duda, ante una inigualable oportunidad de atraer y fijar talento y actividad científica, cultural y económica a través de la puesta en valor de tan singular y enorme riqueza».
En una de las plantas se ofrecen reproducciones científicas de los homínidos. También se puede ver la embarcación que Charles Darwin utilizó en la expedición que le sirvió para elaborar su obra más prestigiosa, «La evolución de las especies». Además, en una planta se percibe el contraste entre el frío y el calor para que el visitante pueda comprobar los efectos de los glaciares y el clima de la estepa.
En busca del Homo Antecesor
Uno de los apartados pendientes de completar es el referido al «Homo antecessor», descubierto en 1994 en el yacimiento conocido como Gran Dolina. El estudio de los restos humanos, cuya antigüedad data de hace 800.000 años, atestigua que se trata de una especie nueva perteneciente a las primeras poblaciones llegadas al continente europeo y antecesora común de neandertales y sapiens. El «Antecesor», explorador o pionero que se adentró en Europa desde África hace un millón de años, tenía costumbres caníbales. Los excepcionales hallazgos de la campaña 2006 en el yacimiento de Gran Dolina demuestran en aquel periodo del pleistoceno sucedió un festín caníbal. Al menos 10 individuos, la mayoría niños, fueron devorados por sus congéneres. Todos los indicios sugieren que un campamento de Homo antecessor fue atacado por miembros de otro grupo. Se trata de las evidencias más antiguas de antropofagia de la historia de la humanidad.
Los yacimientos de la Sierra de Atapuerca son conocidos desde finales del Siglo XIX. En los años cincuenta el Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE), de Burgos, empezó catalogar y cartografiar la Cueva Mayor. En 1962 miembros del GEE comunicaron la existencia de fósiles en la Trinchera de Ferrocarril. Diez años más tarde el GEE descubre la Galería del Sílex y en 1976 localizaron restos craneales de homínidos en la Sima de los Huesos. Pero no es hasta el año 1976 cuando comienza la historia del Proyecto Atapuerca.
Este mismo año el ingeniero de minas, Trinidad Torres, se encontraba en la Sima de los Huesos en busca de restos de osos, pero lo que no se esperaba fue recuperar también restos humanos.
Fue tal su sorpresa, que rápidamente se lo comunicó al paleontólogo Emiliano Aguirre. En este mismo momento es cuando Emiliano Aguirre apuesta por estudiar e investigar los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
Por ello, en 1978 elaboró un proyecto de investigación dando comienzo a las primeras excavaciones en los yacimientos de esta sierra burgalesa. Emiliano Aguirre estuvo al frente de las excavaciones hasta el año 1991, año en el que dejó la dirección del Proyecto de Investigación de Atapuerca a Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Los tres codirectores crearon un equipo de excavación multidisciplinar, el cual obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el 1997.
Fuente: El País / La Voz de Galicia
Fecha: 13/07/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario