Son de un bebé de la cultura Sanagasta y estaban en una urna pintada de colores
Los restos óseos de un bebé de aproximadamente 11 meses de edad y al menos 600 años de antig¸edad fueron encontrados, en forma casual, por vecinos de la localidad de Sanagasta, ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad de La Rioja, se informó oficialmente.
El hallazgo ocurrió a comienzos de junio, cuando una familia de apellido estaba colocando un portón en un terreno de su propiedad, informó la Coordinación de Arqueología y Paleontología de la Secretaría de Cultura provincial.
Allí, a 40 centímetros de profundidad, se halló una urna con restos óseos, precisó.
El organismo oficial, a cargo de Laura Gachón, se hizo cargo del recipiente y realizó los estudios que determinaron que los restos corresponden a un bebé de unos 11 meses y que datan de los años 1.000 al 1.400 d.C.
Gachón actuó junto al arqueólogo Claudio Revuelta, para lo cual viajaron a la zona con el objetivo de hacer un relevamiento fotográfico y georeferencial del lugar.
En esa misma zona, un área geotermal poco habitual, según especialistas, se hallaron tiempo atrás huesos y huevos de animales prehistóricos.
Se trata de una región, junto con otras ubicadas a poco más de 100 kilómetros de la capital riojana, donde el Conicet, a través de su sede radicada en la ciudad de Chilecito (CRILAR), y otras instituciones han logrado descubrimientos de gran importancia.
Estos hallazgos fueron realizados cerca de las áreas donde empresas mineras pretenden explotar uranio.
La urna que contenía al niño fue depositada en el laboratorio de la Coordinación de Arqueología y Paleontología provincial, tras lo cual se inició el análisis de los restos, una tarea que estuvo a cargo del arqueólogo Gabriel Acuña y el técnico Ariel Ormeño.
Los estudios arrojaron como resultado que la vasija pertenece a la denominada Cultura Sanagasta, que se desarrolló entre el 1.000 d.C. y el 1.400 d.C., en el llamado Período Tardío o Desarrollos Regionales.
El organismo oficial precisó que la urna presenta una decoración con motivos abstractos de líneas, espirales y triángulos pintados de color negro, aunque en algunos sectores se encontraron restos de pintura anaranjada.
La vasija está fracturada, tiene fragmentos sueltos y algunas partes faltantes, por lo que después de extraer los restos óseos se procedió al remontaje de la urna y a su medición.
Los huesos, indicó la Coordinación de Arqueología, están en muy mal estado de conservación, por lo que sólo se pudo determinar la edad del infante a partir del análisis de la dentición, que arrojo una edad aproximada de 11 meses.
Acuña explicó que esta urna "sirvió de morada final de un infante de aproximadamente 11 meses y que se trató de un entierro secundario. El cuerpo estuvo en otro lugar y sólo se depositaron algunos huesos en la urna", explicó.
"Este tipo de tratamiento para enterrar a un difunto no estaba registrado para la cultura Sanagasta, por lo que es de suma importancia seguir con estudios de enterratorios para esta época", dijo.
Fuente: Los Andes
Fecha: 05/07/2010
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