jueves, 2 de julio de 2009

Hallazgos arqueológicos en el antiguo casco urbano de Arica

En los últimos meses las obras de reposición y mantención de la red de agua potable y alcantarillado, ejecutados para la empresa Aguas del Altiplano S. A. han entrado al denominado casco antiguo de la ciudad de Arica. Teniendo en consideración la serie de hallazgos arqueológicos en distintos puntos del centro histórico, la Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota (CAMN-AP) se ha coordinado con la empresa para que se consideren los aspectos patrimoniales y arqueológicos normados por la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales.

Para detectar oportunamente evidencias arqueológicas y proceder a su correspondiente registro y salvataje, se demandó el monitoreo arqueológico permanente de las obras. Así, desde mayo la empresa contó con el apoyo de un arqueólogo profesional quién primero registró en la esquina de Lynch con Sotomayor una serie de restos arqueológicos y bio-antropológicos prehispánicos, ya destruidos en obras anteriores, pero igualmente protegidos legalmente y de importante valor patrimonial.

Posteriormente, al iniciarse las obras en calle Yungay entre las calles Baquedano y Lynch, se identificó una gran densidad de evidencias arqueológicas, muchas de ellas previamente removidas y destruidas por anteriores trabajos de urbanización, pero también se reconocieron objetos y contextos intactos. En cada uno de estos hallazgos se procedió al registro, análisis y salvataje de la mayor cantidad de elementos. Esta labor fue efectuada por un equipo de arqueólogos, encabezado por Portilla y estudiantes de la carrera de antropología y arqueología de la UTA.

Así, los primeros análisis confirman la amplitud de un cementerio prehispánico en el área que circunda la esquina de Yungay con Baquedano, correspondiente a las sociedades que los arqueólogos identifican como Cultura Arica (1.200 a 1.400 d.C.). Este cementerio fue removido y destruido durante las sucesivas obras de urbanización del sector, siendo su última alteración la producida durante la construcción de la Biblioteca Municipal, en el año 1997. Estos hallazgos confirman la ocupación históricamente continua del territorio que hoy ocupa el centro de la ciudad de Arica. Ocupación que se inicia con los primeros pescadores identificados como Chinchorro (ca. 4.000 a.C.) y prosigue sin interrupciones hasta nuestros días.

Este conjunto patrimonial, tanto aquel alterado previamente como el que aún se conserva intacto en el subsuelo, posee varias razones para ser salvaguardado: En principio existe una mandato legal otorgado por la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales , que en su artículo 21° los declara como Monumentos Arqueológicos de propiedad del Estado; además, existe el Decreto Ley N°4867 de 1967, que en consideración a la particular riqueza arqueológica de Arica, declara como Monumento Histórico a todo el conjunto arqueológico del antiguo Departamento de Arica.

Por otro lado, se trata de restos humanos que deben ser tratados con la mayor dignidad, más aún cuando estos originalmente fueron enterrados con los mayores cuidados. Finalmente, cada uno de estos hallazgos nos entregan información única no sólo para fines científicos, sino que además son insumos valiosos para alimentar los incipientes proyectos de turismo cultural asociados a la Cultura Chinchorro, la Cultura Andina y a la Época Colonial y Republicana.Hoy se cuenta con el apoyo de la Empresa Aguas del Altiplano y sus respectivas empresas contratistas, para efectuar las excavaciones con la precisión y cuidado requerido. Pero, esta situación ha significado problemas para la empresa en relación a la planificación inicial de las obras, tanto en los tiempos como en los costos. La empresa que esta interviniendo es la que debe costear las horas profesionales y los materiales necesarios para el rescate, siguiendo los estándares actuales de rescate, clasificación y depósito de los materiales.

Para que estos rescates arqueológicos no signifiquen costos imprevistos para los sectores públicos y privados, se requiere una herramienta de planificación que permita enfrentar esta situación particular de nuestra ciudad y región. En primer lugar, se necesita completar un estudio que indique las zonas más sensibles de contener evidencias en el subsuelo y elaborar un Mapa de Riesgo Arqueológico. Para esto se necesita sistematizar y georreferenciar todos los hallazgos conocidos, indicados desde principios del s. XX, para tener claridad y objetividad sobre el tipo de hallazgos que se esperaría encontrar.

A partir de esta zonificación, los planificadores de los respectivos proyectos deberán estimar la cantidad de profesionales y materiales arqueológicos requeridos y los tiempos extras necesarios para efectuar los salvatajes y estudios respectivos. Si bien esto sería novedoso en relación a la protección arqueológica en nuestro país, ya es un estándar en países en donde la protección del patrimonio arqueológico e histórico alcanza un mayor desarrollo, como España e Italia.

En términos generales, en el casco antiguo de la ciudad de Arica, deberíamos esperar en un futuro próximo que TODOS los proyectos cuenten con los profesionales adecuados para la preservación y registro del patrimonio arqueológico, en labores previas de diagnóstico, sondeo, o un monitoreo permanente y eventuales salvatajes. Todo esto con el objeto de evitar los actuales descalabros para los proyectos o particulares que se ven obligados a modificar sus actividades, tiempos y montos de inversiones y ganancias, por evidencias patrimoniales que todos, de un modo u otro, sabíamos que yacían en el subsuelo y que tienen el imperatico legal de protección.

Fuente:
El Morrocotudo
Fecha: 30/06/2009

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