Juan Carlos Campos pide a los expertos que estudien El Nicho, una acumulación de piedras que corona el monte
Adorado como un dios, el Teleno fue durante milenios un monte sagrado. Juan Carlos Campos, descubridor de los petroglifos de la Maragatería que los expertos universitarios ya han calificado como únicos en el mundo, tiene ahora una teoría sobre el Teleno. Sostiene que la cumbre pudo albergar una necrópolis prehistórica, donde fueron enterrados grandes guerreros, jefes o reyes de los primeros asentamientos. Tumbas cuyos tesoros atrajeron a los ladrones hace siglos. Los romanos creían que aquí vivía la deidad del trueno y el rayo, esparciendo por estas comarcas abundantes nieves y lluvias torrenciales. «Según Estrabón, los Astures sacrificaban en su honor castrones o machos cabríos -"cuya carne consideraban exquisita-" y que a los peregrinos o extranjeros les cortaban las manos y los sacrificaban a la misma deidad», según Matías Rodríguez en su Historia de Astorga.
A Campos le llama la atención la acumulación de piedras en la cima del Teleno, una «construcción» que desde tiempos inmemoriales se denomina El Nicho, nombre que se mantiene en muchos mapas y planos topográficos. El Nicho es un amontonamiento de piedras que se prolonga a lo largo de más de 200 metros por la cresta que divide las dos vertientes. Piedras que, sin ninguna duda, son fruto de la acción humana. «Aunque haya habido desmoronamiento de piedras nunca habrían quedado colocadas así», dice. A Campos no se le han escapado ciertos detalles que hacen pensar que esas piedras fueron después apiladas formando grandes montículos o túmulos. Piensa que el esfuerzo necesario para amontonar tal cantidad de rocas a 2.200 metros de altitud sólo puede obedecer a motivos espirituales o religiosos. «Es lógico pensar que un dios tan poderoso y al que se le rinde tanta pleitesía tenga un altar como se merece y es difícil imaginar un lugar más propicio para las grandes ofrendas que la propia cima. También resulta llamativa la existencia de múltiples hoyos. Es muy probable que algunos líderes, sacerdotes, grandes guerreros, hombres buenos, muchos héroes y mártires mereciesen el honor de descansar cerca de la cumbre. Estos personajes ilustres serían enterrados con un rico ajuar, que tiempo mas tarde despertó la codicia de los expoliadores, lo que podría explicar la abundancia de círculos de piedras».
Tumba de notables.
Si esto fuese cierto, nos encontraríamos ante una necrópolis prehistórica, en la cima de una montaña sagrada, y presidida por un monumento digno del dios Teleno, argumenta Campos. El descubridor de los petroglifos, a quien los expertos en principio no daban excesivo crédito, considera que no es descabellada la idea de que existiera una necrópolis prehistórica en la cima de una montaña sagrada, presidida por un monumento digno del dios Teleno. Por ello, reclama un estudio arqueológico que determine la naturaleza de estos vestigios. Recuerda Campos que «a pesar de la sensación de espacio sagrado y grandiosidad que producen al visitante, no han merecido un solo estudio de ningún experto». Todas las investigaciones se han centrado básicamente en estudios geológicos de los glaciares. Otra versión sería, según Campos, que estos «monumentos» fueran fruto de trabajos mineros de los romanos. Una tesis que a él le resulta menos creíble; pero, en cualquier caso, estaríamos hablando de una obra romana de hace más de 2.000 años.
Autor: Verónica Viñas
Fuente: Diario de León
Fecha: 12/01/2010
Adorado como un dios, el Teleno fue durante milenios un monte sagrado. Juan Carlos Campos, descubridor de los petroglifos de la Maragatería que los expertos universitarios ya han calificado como únicos en el mundo, tiene ahora una teoría sobre el Teleno. Sostiene que la cumbre pudo albergar una necrópolis prehistórica, donde fueron enterrados grandes guerreros, jefes o reyes de los primeros asentamientos. Tumbas cuyos tesoros atrajeron a los ladrones hace siglos. Los romanos creían que aquí vivía la deidad del trueno y el rayo, esparciendo por estas comarcas abundantes nieves y lluvias torrenciales. «Según Estrabón, los Astures sacrificaban en su honor castrones o machos cabríos -"cuya carne consideraban exquisita-" y que a los peregrinos o extranjeros les cortaban las manos y los sacrificaban a la misma deidad», según Matías Rodríguez en su Historia de Astorga.
A Campos le llama la atención la acumulación de piedras en la cima del Teleno, una «construcción» que desde tiempos inmemoriales se denomina El Nicho, nombre que se mantiene en muchos mapas y planos topográficos. El Nicho es un amontonamiento de piedras que se prolonga a lo largo de más de 200 metros por la cresta que divide las dos vertientes. Piedras que, sin ninguna duda, son fruto de la acción humana. «Aunque haya habido desmoronamiento de piedras nunca habrían quedado colocadas así», dice. A Campos no se le han escapado ciertos detalles que hacen pensar que esas piedras fueron después apiladas formando grandes montículos o túmulos. Piensa que el esfuerzo necesario para amontonar tal cantidad de rocas a 2.200 metros de altitud sólo puede obedecer a motivos espirituales o religiosos. «Es lógico pensar que un dios tan poderoso y al que se le rinde tanta pleitesía tenga un altar como se merece y es difícil imaginar un lugar más propicio para las grandes ofrendas que la propia cima. También resulta llamativa la existencia de múltiples hoyos. Es muy probable que algunos líderes, sacerdotes, grandes guerreros, hombres buenos, muchos héroes y mártires mereciesen el honor de descansar cerca de la cumbre. Estos personajes ilustres serían enterrados con un rico ajuar, que tiempo mas tarde despertó la codicia de los expoliadores, lo que podría explicar la abundancia de círculos de piedras».
Tumba de notables.
Si esto fuese cierto, nos encontraríamos ante una necrópolis prehistórica, en la cima de una montaña sagrada, y presidida por un monumento digno del dios Teleno, argumenta Campos. El descubridor de los petroglifos, a quien los expertos en principio no daban excesivo crédito, considera que no es descabellada la idea de que existiera una necrópolis prehistórica en la cima de una montaña sagrada, presidida por un monumento digno del dios Teleno. Por ello, reclama un estudio arqueológico que determine la naturaleza de estos vestigios. Recuerda Campos que «a pesar de la sensación de espacio sagrado y grandiosidad que producen al visitante, no han merecido un solo estudio de ningún experto». Todas las investigaciones se han centrado básicamente en estudios geológicos de los glaciares. Otra versión sería, según Campos, que estos «monumentos» fueran fruto de trabajos mineros de los romanos. Una tesis que a él le resulta menos creíble; pero, en cualquier caso, estaríamos hablando de una obra romana de hace más de 2.000 años.
Autor: Verónica Viñas
Fuente: Diario de León
Fecha: 12/01/2010
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