Quien quiera conocer su árbol genealógico, el que comienza hace 6 millones de años, puede acercarse a una exposición del Museo de Historia de Natural de Washington, donde se reconocerá, sorprendentemente, en un hombre de Neandertal.
Tras cinco años de trabajo y 20,7 millones de dólares de gasto, el museo escogió este día, cuando cumple 100 años de existencia, para inaugurar una muestra que se pregunta qué significa ser humano.
"Uno de los descubrimientos más asombrosos es que no hay una línea única de progreso desde una criatura más parecida a un primate o un simio hasta nosotros hoy en día, sino que somos miembros de un árbol familiar de especies que es bastante diverso", dijo a Efe Rick Potts, el comisario.
En sus ramas hay catalogadas 20 especies, cuatro de las cuales caminaban sobre la tierra hace tan sólo 70.000 años, incluida la nuestra, el homo sapiens.
El museo ha reconstruido los rostros de algunos de esos parientes perdidos con técnicas forenses que cuentan con un detalle extraordinario, desde las patas de gallo en torno de los ojos hasta la coleta de un Neandertal.
Se trata de seres de huesos más robustos que nosotros y con frentes menores, pero que pueden hacer recordar fácilmente a algún conocido de verdad, pues sus caras son sorprendentemente familiares. Son humanos, al fin y al cabo.
Un ordenador instalado en el museo permite hacerse una foto y "transformarse" en uno de esos hombres y mujeres antiguos, unas imágenes que sin duda inundarán pronto el perfil de los usuarios de "Facebook" y otras redes sociales.
Todos ellos tenían alguna combinación de las cualidades que nos hacen ser quienes somos: el andar de pie, que tantos dolores de espalda nos da, la capacidad de hablar, el dominio del fuego y la pasión por representar el mundo, al principio, en las paredes de las cuevas.
Nuestra evolución fue una respuesta a un entorno y un clima cambiantes. "El cráneo, el cuerpo, el lenguaje, el arte, nos hacen criaturas adaptables a períodos secos y húmedos, fríos y calientes", dijo Cristián Samper, el director del Museo.
Pero como en toda buena familia, el pasado también esconde tragedias. Hace 74.000 años el homo sapiens estuvo a punto de extinguirse por razones aún desconocidas y nosotros estamos aquí porque entonces se salvaron 10.000 humanos.
Esa mortandad generó un "cuello de botella genético", explicó Samper, que hace que los seres humanos seamos muy similares unos a otros.
"Usted y yo somos un 99,9 por ciento idénticos genéticamente, y eso es una variabilidad muy pequeña en el interior de una especie", dijo el director del Museo.
Progresivamente fueron desapareciendo nuestros acompañantes en el árbol genealógico humano, hasta que hace 17.000 años se desvaneció el último, el homo floriesiensis, apodado el "hobbit" por su baja estatura, cuyos restos fueron encontrados en la isla indonesia de Flores en 2003.
Unos cinco milenios después, el homo sapiens pasó de ser una especie más entre millones existentes en la tierra a convertirse en un agente fundamental en la historia de la vida con la domesticación de animales y de plantas, lo que cambió la faz del planeta.
La exposición relata el periplo humano a través de casi 300 objetos, incluidas 76 réplicas de cráneos y el único fósil de un esqueleto de Neandertal de Estados Unidos, uno de los tesoros más preciados del museo.
Durante tres meses también estarán a la vista dos cráneos originales célebres, prestados por el Museo del Hombre de París y que están en Estados Unidos por primera vez.
Se trata del llamado Neandertal de La Ferrassie, de hace 70.000 años, y un Cromagnon de hace 27.000 años que constituye el primer humano moderno hallado en el mundo.
Fue descubierto en 1868, nueve años después de que Charles Darwin publicara "El origen de las especies", el libro que revolucionó la forma en la que los seres humanos se conciben a sí mismos al explicar su existencia como el resultado de la selección natural.
El descubrimiento de ambos cráneos "produjo un shock en la época porque la gente no estaba preparada a aceptar que la humanidad era tan antigua", dijo Alain Froment, un experto del Museo Nacional de Historia Natural de París.
En Estados Unidos, los numerosos adeptos del "Creacionismo" aún no lo hacen, pues mantienen que Dios creó al ser humano tal y como es ahora. Probablemente se sientan inquietos al contemplar los rasgos del hombre de Neandertal del Museo de Washington.
Fuente: EFE
Fecha: 20/03/2010
Tras cinco años de trabajo y 20,7 millones de dólares de gasto, el museo escogió este día, cuando cumple 100 años de existencia, para inaugurar una muestra que se pregunta qué significa ser humano.
"Uno de los descubrimientos más asombrosos es que no hay una línea única de progreso desde una criatura más parecida a un primate o un simio hasta nosotros hoy en día, sino que somos miembros de un árbol familiar de especies que es bastante diverso", dijo a Efe Rick Potts, el comisario.
En sus ramas hay catalogadas 20 especies, cuatro de las cuales caminaban sobre la tierra hace tan sólo 70.000 años, incluida la nuestra, el homo sapiens.
El museo ha reconstruido los rostros de algunos de esos parientes perdidos con técnicas forenses que cuentan con un detalle extraordinario, desde las patas de gallo en torno de los ojos hasta la coleta de un Neandertal.
Se trata de seres de huesos más robustos que nosotros y con frentes menores, pero que pueden hacer recordar fácilmente a algún conocido de verdad, pues sus caras son sorprendentemente familiares. Son humanos, al fin y al cabo.
Un ordenador instalado en el museo permite hacerse una foto y "transformarse" en uno de esos hombres y mujeres antiguos, unas imágenes que sin duda inundarán pronto el perfil de los usuarios de "Facebook" y otras redes sociales.
Todos ellos tenían alguna combinación de las cualidades que nos hacen ser quienes somos: el andar de pie, que tantos dolores de espalda nos da, la capacidad de hablar, el dominio del fuego y la pasión por representar el mundo, al principio, en las paredes de las cuevas.
Nuestra evolución fue una respuesta a un entorno y un clima cambiantes. "El cráneo, el cuerpo, el lenguaje, el arte, nos hacen criaturas adaptables a períodos secos y húmedos, fríos y calientes", dijo Cristián Samper, el director del Museo.
Pero como en toda buena familia, el pasado también esconde tragedias. Hace 74.000 años el homo sapiens estuvo a punto de extinguirse por razones aún desconocidas y nosotros estamos aquí porque entonces se salvaron 10.000 humanos.
Esa mortandad generó un "cuello de botella genético", explicó Samper, que hace que los seres humanos seamos muy similares unos a otros.
"Usted y yo somos un 99,9 por ciento idénticos genéticamente, y eso es una variabilidad muy pequeña en el interior de una especie", dijo el director del Museo.
Progresivamente fueron desapareciendo nuestros acompañantes en el árbol genealógico humano, hasta que hace 17.000 años se desvaneció el último, el homo floriesiensis, apodado el "hobbit" por su baja estatura, cuyos restos fueron encontrados en la isla indonesia de Flores en 2003.
Unos cinco milenios después, el homo sapiens pasó de ser una especie más entre millones existentes en la tierra a convertirse en un agente fundamental en la historia de la vida con la domesticación de animales y de plantas, lo que cambió la faz del planeta.
La exposición relata el periplo humano a través de casi 300 objetos, incluidas 76 réplicas de cráneos y el único fósil de un esqueleto de Neandertal de Estados Unidos, uno de los tesoros más preciados del museo.
Durante tres meses también estarán a la vista dos cráneos originales célebres, prestados por el Museo del Hombre de París y que están en Estados Unidos por primera vez.
Se trata del llamado Neandertal de La Ferrassie, de hace 70.000 años, y un Cromagnon de hace 27.000 años que constituye el primer humano moderno hallado en el mundo.
Fue descubierto en 1868, nueve años después de que Charles Darwin publicara "El origen de las especies", el libro que revolucionó la forma en la que los seres humanos se conciben a sí mismos al explicar su existencia como el resultado de la selección natural.
El descubrimiento de ambos cráneos "produjo un shock en la época porque la gente no estaba preparada a aceptar que la humanidad era tan antigua", dijo Alain Froment, un experto del Museo Nacional de Historia Natural de París.
En Estados Unidos, los numerosos adeptos del "Creacionismo" aún no lo hacen, pues mantienen que Dios creó al ser humano tal y como es ahora. Probablemente se sientan inquietos al contemplar los rasgos del hombre de Neandertal del Museo de Washington.
Fuente: EFE
Fecha: 20/03/2010
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