martes, 23 de marzo de 2010

Homenaje a dos víctimas de la Dictadura en Cambados

La ARMH entregará los restos de los dos hombres que fueron exhumados el pasado octubre.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica entregará mañana los restos identificativos de Castor Cordal y Ramón Barreiro, dos civiles que fueron asesinados el 15 de septiembre de 1936.

El acto cívico tendrá lugar en el auditorio de Cambados a las doce del mediodía. Desde la asociación se ha anunciado que con esta iniciativa se pretende homenajear y reconocer a los dos civiles asesinados en la dictadura franquista.

Los restos fueron exhumados el pasado 22 de octubre en el cementerio de Curro (Barro), y han sido identificados por el forense José Luis Prieto.

Los familiares de las víctimas siguieron de cerca los trabajos de desenterramiento el pasado mes de octubre, con ansiedad por darles al fin una sepultura digna. Para ellos, la exhumación no volvió a abrir las heridas, sino que cerró de algún modo las que ya había después de 73 años de sufrimiento silencioso.

El drama de la historia
Castor Cordal Garrido de 27 años era un electricista de la CNT que se dio cuenta de que iban a por él y se escondió hasta que un delator lo descubrió y se lo llevaron al pazo de Fefiñáns, donde lo detuvieron en el patio de armas. Su padre intentó visitarlo en ambas ocasiones, pero no se lo permitieron e incluso llegaron a amenazarlo con meterlo a él también preso si lo intentaba. Al tercer día le comunicaron que su hijo se había escapado a Portugal, pero unos vecinos de Corbillón que iban a la feria a Pontevedra vieron al pasar por Barro a dos hombres muertos mientras eran transportados con una escalera para enterrarlos, y reconocieron a Castor.

El otro cadáver era el de Ramón Barreiro Rodríguez, un joven de 19 años vecino de Sisán, en el concello de Ribadumia. Además de poeta, escribía en gacetillas locales y era conocido por la acidez de su literatura. Pertenecía a una familia de tradición republicana. Al término de la guerra fue detenido y estuvo ocho años preso. Ramón estuvo escondido por los montes de Armenteira, y aunque la familia nunca supo de su paradero, torturaron a sus padres para que cantasen. Fue fusilado junto con otro hombre en un eucaliptal de Barro.

Autor: Raquel Iglesias
Fuente: La Voz de Galicia
Fecha: 18/03/2010

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