Así lo indica Maekawa, director de proyectos ambientales del Instituto Getty de Los Ángeles, en una entrevista con Efe con motivo de su participación en el II Máster en Museología y Gestión Cultural, que organizan la Universidad de La Laguna y el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife.
Shin Maekawa es especialista en sistemas de control de la humedad relativa para museos y edificios históricos, y en España ha trabajado precisamente en el municipio tinerfeño de La Laguna, cuyo ayuntamiento le pidió en 1999 que ayudase a mejorar las condiciones ambientales del Archivo Histórico.
Explica Maekawa que el uso de aire acondicionado no es seguro en edificios históricos, pues puede conllevar a la larga su destrucción, y la idea es proporcionar un método alternativo que ofrezca "el mejor clima" para la colección documental al tiempo que se mantiene el inmueble.Posteriormente María García, conservadora del Museo de Historia, le pidió que trabajase en la Casa de Carta de Valle Guerra, en donde había hongos que podían afectar a la colección de vestidos tradicionales canarios y tejidos antiguos.
"Si tienes un problema de hongos, también lo tendrás con los insectos, porque vienen a comérselos y el problema se multiplica, pero el museo no estaba interesado en un sistema de aire acondicionado convencional, sino que quería un nuevo enfoque basado en un método de control climático", explica Maekawa.
Al final el sistema desarrollado para el Museo de Carta es mucho más eficiente que el aire acondicionado convencional y además es de bajo coste, tanto en la instalación como en su operatividad, pues supuso una quinta parte del costo de un método tradicional.
Con este sistema se controla la variación de la humedad y la temperatura y se regula que haya un grado de sequedad suficiente, de forma que no crezcan hongos ni éstos atraigan a los insectos.También controla que estos niveles sean estables, de forma que los materiales ni se hinchen ni se contraigan.
El objetivo es regular las condiciones óptimas según se trate de una zona húmeda como La Laguna o de otra de clima seco, que es el caso de la capital tinerfeña, donde los objetos corren el riesgo de resecarse.
Al respecto, Shin Maekawa señala que la colección de momias de aborígenes canarios depositada en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz está en buen estado, pero el problema en este tipo de recintos es que las urnas de exhibición normalmente han sido ideadas por arquitectos o diseñadores de interior.
Esto está bien, pero desde el punto de vista de la conservación hay que cuidar que en las vitrinas y urnas no haya orificios que puedan generar filtraciones de aire polvoriento, humedad, bacterias, hongos o insectos.
Lo mejor es una vitrina herméticamente sellada y capaz de mantener unas condiciones estables de humedad, y lo ideal es que se pueda eliminar el oxígeno de la urna y tratarla con gases inertes (nitrógeno o argón), con lo que se evita la reacción con el oxígeno del aire.
Maekawa, que ha trabajado en la Ciudad Prohibida de Pekín y en el yacimiento maya de Copan, en Honduras, explica que el envejecimiento de la materia es una reacción química fundamentalmente debida a un proceso de oxidación, por lo que, si se elimina el oxígeno, la conservación es mucho mejor.
De hecho este ingeniero japonés trabaja con el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto para construir 25 vitrinas libres de oxígeno, de las que cinco serán usadas para almacenamiento y otras veinte para la exhibición de las momias de faraones en el futuro Museo Nacional de la Civilización Egipcia, tras su traslado desde el emplazamiento actual, en el Museo Egipcio de El Cairo.
Fuente: Canal Patrimonio
Fecha: 20/03/2010
Shin Maekawa es especialista en sistemas de control de la humedad relativa para museos y edificios históricos, y en España ha trabajado precisamente en el municipio tinerfeño de La Laguna, cuyo ayuntamiento le pidió en 1999 que ayudase a mejorar las condiciones ambientales del Archivo Histórico.
Explica Maekawa que el uso de aire acondicionado no es seguro en edificios históricos, pues puede conllevar a la larga su destrucción, y la idea es proporcionar un método alternativo que ofrezca "el mejor clima" para la colección documental al tiempo que se mantiene el inmueble.Posteriormente María García, conservadora del Museo de Historia, le pidió que trabajase en la Casa de Carta de Valle Guerra, en donde había hongos que podían afectar a la colección de vestidos tradicionales canarios y tejidos antiguos.
"Si tienes un problema de hongos, también lo tendrás con los insectos, porque vienen a comérselos y el problema se multiplica, pero el museo no estaba interesado en un sistema de aire acondicionado convencional, sino que quería un nuevo enfoque basado en un método de control climático", explica Maekawa.
Al final el sistema desarrollado para el Museo de Carta es mucho más eficiente que el aire acondicionado convencional y además es de bajo coste, tanto en la instalación como en su operatividad, pues supuso una quinta parte del costo de un método tradicional.
Con este sistema se controla la variación de la humedad y la temperatura y se regula que haya un grado de sequedad suficiente, de forma que no crezcan hongos ni éstos atraigan a los insectos.También controla que estos niveles sean estables, de forma que los materiales ni se hinchen ni se contraigan.
El objetivo es regular las condiciones óptimas según se trate de una zona húmeda como La Laguna o de otra de clima seco, que es el caso de la capital tinerfeña, donde los objetos corren el riesgo de resecarse.
Al respecto, Shin Maekawa señala que la colección de momias de aborígenes canarios depositada en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz está en buen estado, pero el problema en este tipo de recintos es que las urnas de exhibición normalmente han sido ideadas por arquitectos o diseñadores de interior.
Esto está bien, pero desde el punto de vista de la conservación hay que cuidar que en las vitrinas y urnas no haya orificios que puedan generar filtraciones de aire polvoriento, humedad, bacterias, hongos o insectos.
Lo mejor es una vitrina herméticamente sellada y capaz de mantener unas condiciones estables de humedad, y lo ideal es que se pueda eliminar el oxígeno de la urna y tratarla con gases inertes (nitrógeno o argón), con lo que se evita la reacción con el oxígeno del aire.
Maekawa, que ha trabajado en la Ciudad Prohibida de Pekín y en el yacimiento maya de Copan, en Honduras, explica que el envejecimiento de la materia es una reacción química fundamentalmente debida a un proceso de oxidación, por lo que, si se elimina el oxígeno, la conservación es mucho mejor.
De hecho este ingeniero japonés trabaja con el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto para construir 25 vitrinas libres de oxígeno, de las que cinco serán usadas para almacenamiento y otras veinte para la exhibición de las momias de faraones en el futuro Museo Nacional de la Civilización Egipcia, tras su traslado desde el emplazamiento actual, en el Museo Egipcio de El Cairo.
Fuente: Canal Patrimonio
Fecha: 20/03/2010
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