sábado, 12 de diciembre de 2009

Darwin, retrato de un científico honesto que desafió a la ciencia y la religión

Se acaba de publicar el monográfico 'Darwin y el mono'
¿Cuándo empezó Charles Darwin a ser evolucionista? No existe una respuesta unánime. Arquetipo del naturalista famoso en la Inglaterra victoriana e industrial, era hijo y nieto de una saga de reputados médicos, pero pronto renunció a la tradición médica familiar y estudió Teología en la Universidad de Cambridge, donde tuvo contacto con las ideas de la teología natural de William Paley, baluarte del creacionismo. Antes de que termine este año de aniversarios hacemos un repaso de sus influencias.


Charles Lyell, John F. W. Herschel y Thomas R. Malthus también influyeron en el joven Darwin, un naturalista inexperto y de profundas convicciones religiosas cuando fue reclutado a los 22 años embarcación HMS Beagle de la Marina Real Británica para realizar el mítico viaje que circunnavegó el mundo. Pero el Darwin que volvió a Inglaterra tal vez aún no era evolucionista.

Charles Darwin es uno de los científicos más fascinantes de la historia de la ciencia. Como Galileo Galilei y Copérnico, planteó un desafío científico, filosófico y religioso en el pensamiento humano cuando planteó una respuesta revolucionaria y provocadora sobre el origen de las especies y del hombre: el gran "misterio de los misterios". Hace 150 años de la publicación de El origen de las especies, pero la fractura que el pensamiento darwinista provocó sigue abierta.

Explorar las múltiples facetas de la biografía del famoso científico inglés es el objetivo de Darwin y el mono, un volumen que revisa mitos y realidades sobre el famoso naturalista nacido hace 200 años en Shrewsbury (Reino Unido). El libro lo firman Daniel Turbón, catedrático del Departamento de Biología Animal de la UB y Carlos Alberto Marmelada, profesor de la Universidad Internacional de Cataluña, y está publicado por Ediciones Sello Editorial.

Darwin fue mitificado y manipulado en vida y a menudo se tiene una imagen errónea de este naturalista inglés. Darwin y el mono acerca el lector a los avatares científicos y personales que acompañaron su viaje interior, iniciado a partir de la formulación de la teoría de la evolución, que explica el origen y la evolución de los seres vivos desde una visión biológica unitaria.

Las ideas básicas sobre el origen del hombre, con el relato sobre cómo surgió históricamente y sus protagonistas, qué problemas suscitaron y qué estudian los científicos actualmente, centran también buena parte de los capítulos del libro firmado por Turbón y Marmelada.

El libro desmitifica la estancia de Darwin en las Galápagos y los estudios de los picos de los pájaros pinzones, uno de los capítulos más conocidos de su biografía. Según apunta el libro, fue el viaje a Sudamérica -y no a las Galápagos- el auténtico punto de inflexión de su pensamiento biológico. La evolución religiosa de Darwin es también un juego cambiante de luces y de sombras.

El científico nunca se manifestó en público sobre la religión. Turbón y Marmelada apuntan a que El origen de las especies, la obra magna de Darwin, está escrita en lenguaje filosófico, y que es un intento de reformar la tradición teológica, no de destruirla. Darwin no se definió como ateo sino más bien como agnóstico y, según los autores, tuvo una actitud honesta en centrar su legado intelectual en un plano naturalista y no religioso o social.

El darwinismo también se ha usado como arma para propagar ideologías, apuntan los autores del libro. Un segundo Darwin, mitificado y burdamente representado por los que no conocían su obra, surge en el escenario social de los últimos 150 años. La lucha por la vida y la supervivencia de los más aptos, los dogmas del pensamiento de Darwin, originan el darwinismo social y otros movimientos, pero son ideologías bien alejadas del pensamiento propio del naturalista inglés.

Curiosamente, como apunta el libro, "Charles Darwin no conoció la lucha por la existencia en ningún momento de su vida. Nunca se vió obligado a ejercer un oficio para obtener unos ingresos, renunciando a sus aficiones". En opinión de Turbón y Marmelada, y por sorprendente que parezca, Charles Darwin nunca vivió la lucha por la vida en el sentido material de la expresión.

Autor: Rosa Martínez
Fuente:
SINC
Fecha: 01/12/2009

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