La totalidad de la colección de arte precolombino de la Fundación Arqueológica Clos, unas 200 piezas, muchas de ellas funerarias, se exhibirán por primera vez a partir de mañana en el Museo Egipcio, en una exposición que incluye los fondos de la coreógrafa y bailarina Tórtola Valencia.
El material, que se expondrá hasta mayo próximo, es representativo de las principales culturas que poblaban el continente americano antes de su contacto con Europa, correspondientes a las áreas mesoamericana, intermedia y andina (México, Ecuador, Perú, Colombia y Chile, entre otros países).
Diferentes figuras de guerreros, una mujer embarazada, un pequeño perro, un personaje de alto rango, un chamán, candeleros, recipientes cerámicos, yugos o un hacha de piedra son algunos de los objetos que podrá ver el público expuestos tras las vitrinas.
El presidente de la Fundación Clos, Jordi Clos, ha explicado hoy en rueda de prensa que los primeros objetos de su colección precolombina los adquirió en 1973, pero no fue hasta los años ochenta cuando empezó a interesarse de verdad por estas culturas y a adquirir de forma regular algunos de los objetos que construyeron y que han llegado hasta nuestros días de los mayas, los aztecas o los zapotecas.
Hacia el año 2007, el empresario barcelonés ya contaba con unas 150 piezas, que aumentaron hasta las 200 al adquirir la colección que durante muchos años había ido creando la artista Tórtola Valencia, una mujer adelantada a su época, de padre catalán y madre andaluza, criada por un aristócrata inglés, que en los años treinta del siglo XX abandonó los escenarios y se dedicó en exclusiva a la pintura, las obras benéficas y el coleccionismo desde su casa del barrio barcelonés de Sarrià.
Clos ha comentado que las piezas que tenía esta mujer en su poder son más pequeñas y de un uso más cotidiano (hay juguetes) que las que él ha ido adquiriendo desde hace más de tres décadas, de mayor envergadura y más para exponer.
Asimismo, ha querido subrayar que con la exposición también quiere rendir homenaje a Tórtola y darla a conocer a la ciudad en la que residió los últimos años de su vida y que incluso le dedicó una plaza, aunque hoy prácticamente nadie recuerde que fue una mujer de bandera que volvió locos a muchos hombres -como a Valle Inclán o Pío Baroja- y que tuvo relación con personajes muy diversos, desde Francesc Macià al marqués Antonio de Hoyos.
Por su parte, la doctora Victòria Solanilla, comisaria de la muestra, ha mostrado su satisfacción por haber podido catalogar toda esta colección y ha pedido que "no se mire con los ojos de un europeo del siglo XXI".
A su juicio, tanto las piezas de cerámica, como de piedra o joyería que se exhiben, todas en muy buen estado de conservación, deben verse "como ofrendas a los dioses, que se colocaban en las tumbas".
Sobre las técnicas, ha señalado que el barro era "magistralmente" modelado a mano, casi siempre con el complemento de aplicaciones o decoraciones incisas, mientras que las obras en piedra, en cambio, pierden la expresividad y el naturalismo que muestra ésta.
Las piezas de oro que se dan a conocer aquí denotan la importancia que tenía este material para las clases dirigentes, que en ocasiones también destinaban a ofrendas divinas.
Preguntado Clos sobre el valor de todas estas obras, ha señalado que es muy difícil hacer un cálculo porque "en los años ochenta tenían un precio muy inferior al actual" y ha reconocido que hoy no podría iniciar una colección como la que da a conocer públicamente a partir de mañana.
Fuente: EFE
Fecha: 10/12/2009
El material, que se expondrá hasta mayo próximo, es representativo de las principales culturas que poblaban el continente americano antes de su contacto con Europa, correspondientes a las áreas mesoamericana, intermedia y andina (México, Ecuador, Perú, Colombia y Chile, entre otros países).
Diferentes figuras de guerreros, una mujer embarazada, un pequeño perro, un personaje de alto rango, un chamán, candeleros, recipientes cerámicos, yugos o un hacha de piedra son algunos de los objetos que podrá ver el público expuestos tras las vitrinas.
El presidente de la Fundación Clos, Jordi Clos, ha explicado hoy en rueda de prensa que los primeros objetos de su colección precolombina los adquirió en 1973, pero no fue hasta los años ochenta cuando empezó a interesarse de verdad por estas culturas y a adquirir de forma regular algunos de los objetos que construyeron y que han llegado hasta nuestros días de los mayas, los aztecas o los zapotecas.
Hacia el año 2007, el empresario barcelonés ya contaba con unas 150 piezas, que aumentaron hasta las 200 al adquirir la colección que durante muchos años había ido creando la artista Tórtola Valencia, una mujer adelantada a su época, de padre catalán y madre andaluza, criada por un aristócrata inglés, que en los años treinta del siglo XX abandonó los escenarios y se dedicó en exclusiva a la pintura, las obras benéficas y el coleccionismo desde su casa del barrio barcelonés de Sarrià.
Clos ha comentado que las piezas que tenía esta mujer en su poder son más pequeñas y de un uso más cotidiano (hay juguetes) que las que él ha ido adquiriendo desde hace más de tres décadas, de mayor envergadura y más para exponer.
Asimismo, ha querido subrayar que con la exposición también quiere rendir homenaje a Tórtola y darla a conocer a la ciudad en la que residió los últimos años de su vida y que incluso le dedicó una plaza, aunque hoy prácticamente nadie recuerde que fue una mujer de bandera que volvió locos a muchos hombres -como a Valle Inclán o Pío Baroja- y que tuvo relación con personajes muy diversos, desde Francesc Macià al marqués Antonio de Hoyos.
Por su parte, la doctora Victòria Solanilla, comisaria de la muestra, ha mostrado su satisfacción por haber podido catalogar toda esta colección y ha pedido que "no se mire con los ojos de un europeo del siglo XXI".
A su juicio, tanto las piezas de cerámica, como de piedra o joyería que se exhiben, todas en muy buen estado de conservación, deben verse "como ofrendas a los dioses, que se colocaban en las tumbas".
Sobre las técnicas, ha señalado que el barro era "magistralmente" modelado a mano, casi siempre con el complemento de aplicaciones o decoraciones incisas, mientras que las obras en piedra, en cambio, pierden la expresividad y el naturalismo que muestra ésta.
Las piezas de oro que se dan a conocer aquí denotan la importancia que tenía este material para las clases dirigentes, que en ocasiones también destinaban a ofrendas divinas.
Preguntado Clos sobre el valor de todas estas obras, ha señalado que es muy difícil hacer un cálculo porque "en los años ochenta tenían un precio muy inferior al actual" y ha reconocido que hoy no podría iniciar una colección como la que da a conocer públicamente a partir de mañana.
Fuente: EFE
Fecha: 10/12/2009
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