En lo que sería considerado uno de los principales hallazgos de la cultura indígena Guane, que habitó en Santander en la Mesa de los Santos y el cañón del Chicamocha, se constituiría la ubicación de una cueva en la que habría sido dispuesto el cuerpo del cacique Guanentá, líder de la etnia que desapareció tras la llegada de los españoles.
Una formación natural hallada hace más de cinco años por campesinos, pero conocida públicamente hace dos semanas, sería la ‘tumba’ del cacique que se habría suicidado arrojándose por un precipicio cuando era perseguido por los colonizadores europeos.
El descubrimiento fue revelado por el investigador Alejandro Navas durante el primer Foro del Patrimonio Indígena de Santander, que se hizo en la Casa del Libro Total.
Allí, se reveló la existencia de la cueva, que es descrita en el libro Los guanes y el arte rupestre xerisense, del que se busca un patrocinio para su masificación y en el que en 400 páginas aparecen algunas de las 5.000 fotos que Navas y su grupo han logrado en la Mesa de los Santos. El equipo, además, ingresó dos veces a la angosta cueva.
Según Navas, tiene 25 metros de largo, y alturas entre los 1 y 8 metros, está compuesta por cuatro cámaras en las que había 70 mantas y los restos de más de 30 personas ubicadas estratégicamente.
El lugar, del que Navas no hizo ninguna intervención pero que tenía evidencias de saqueo de guaqueros, está en la vereda El Pozo, en la Mesa de los Santos, a más de 3 horas en carro y a pie de Bucaramanga.
Así es la cueva
Navas cuenta que la gruta tiene una primera cámara, donde él pudo ver los restos de dos guerreros que se anteponen a una piedra donde fue hallado otro soldado.
"Siguiendo con el recorrido, hallamos otro guerrero que tiene al frente un grupo de cinco presuntas mujeres con niños y después de esa segunda cámara, hay otro taponamiento. Más adelante hay otra cámara donde aparece un bloque. Encima de esa gran piedra hay cuatro guerreros que murieron sentados custodiando el lugar con flechas, lanzas y garrotes", cuenta Navas.
En ese punto exacto de la cueva, Navas buscaba corroborar la información que le habían dado los campesinos que entraron por primera vez hace cinco años. Según esos testimonios, debajo de la gran piedra estaba envuelto en tres mantas con figuras de triángulos, ojos y flechas pintadas, el cuerpo del que sería el cacique Guanentá.
Pero, los restos no estaban porque, según Navas, cuando él llegó ya habían sido extraídos ilegalmente por guaqueros y se desconoce su destino.
Superando estrechos tramos, el recorrido de la cueva revela lanzas pequeñas que salen de entre la piedra y luego aparece otra cámara donde estaban otros restos de cinco músicos con maracas, pitos de barro, flautas de caña castilla, y trompetas con huesos de animales.
"El hecho de que estén protegiendo la entrada con guerreros es indicio de que fue una tumba muy importante. Si no fue del cacique Guanentá, habrá sido de un jefe muy importante de los guanes", agregó Navas.
9 indicios que confirman la teoría
Alejandro Navas explica las pistas que reafirman que la cueva fue el 'camposanto' de Guanentá:
1. Arte rupestre: Una pictografía cercana a la cueva ilustra una caída a un precipicio. Unido a ello el mito de la muerte de Guanentá, que, se dice, se precipitó al vacío.
2. Crónicas: Existe un relato de Juan de Castellanos de un lugar similar al de la cueva hallada.
3. Toponimia: La vereda El Pozo, es también llamada 'Tocaregua' y significaría lugar desde donde se domina el territorio. Guanentá se habría ubicado allí por estrategia.
4. Geografía. La cueva está en los filos rocosos de cara al río Chicamocha.
5. Tradición oral: Según la leyenda, el cacique está enterrado enfrente de la cueva de las siete tapias, que a su vez queda en el sector del farallón; la misma ubicación de la cueva de Guanentá.
6. Tradición oral: La comitiva fúnebre habría acompañado al cacique hasta la vereda El Pozo, pero ninguno regresó. En ese mismo lugar, hoy, quien camina se pierde en el horizonte.
7. Tradición oral: Según la historia, había una pila de moler con siete manos. Ambas fueron halladas a 100 metros de la cueva.
8. Disposición de la cueva. Las flechas lanzas y guerreros evidencian que el entierro se hizo con temor de que fuera saqueado.
9. El entierro. Las 30 personas enterradas en el lugar, su disposición, como ninguna otra en la Mesa de Xerira, da a entender que se trataba de una persona importante, un cacique
Fuente: El Tiempo
Fecha: 13/12/2009
Una formación natural hallada hace más de cinco años por campesinos, pero conocida públicamente hace dos semanas, sería la ‘tumba’ del cacique que se habría suicidado arrojándose por un precipicio cuando era perseguido por los colonizadores europeos.
El descubrimiento fue revelado por el investigador Alejandro Navas durante el primer Foro del Patrimonio Indígena de Santander, que se hizo en la Casa del Libro Total.
Allí, se reveló la existencia de la cueva, que es descrita en el libro Los guanes y el arte rupestre xerisense, del que se busca un patrocinio para su masificación y en el que en 400 páginas aparecen algunas de las 5.000 fotos que Navas y su grupo han logrado en la Mesa de los Santos. El equipo, además, ingresó dos veces a la angosta cueva.
Según Navas, tiene 25 metros de largo, y alturas entre los 1 y 8 metros, está compuesta por cuatro cámaras en las que había 70 mantas y los restos de más de 30 personas ubicadas estratégicamente.
El lugar, del que Navas no hizo ninguna intervención pero que tenía evidencias de saqueo de guaqueros, está en la vereda El Pozo, en la Mesa de los Santos, a más de 3 horas en carro y a pie de Bucaramanga.
Así es la cueva
Navas cuenta que la gruta tiene una primera cámara, donde él pudo ver los restos de dos guerreros que se anteponen a una piedra donde fue hallado otro soldado.
"Siguiendo con el recorrido, hallamos otro guerrero que tiene al frente un grupo de cinco presuntas mujeres con niños y después de esa segunda cámara, hay otro taponamiento. Más adelante hay otra cámara donde aparece un bloque. Encima de esa gran piedra hay cuatro guerreros que murieron sentados custodiando el lugar con flechas, lanzas y garrotes", cuenta Navas.
En ese punto exacto de la cueva, Navas buscaba corroborar la información que le habían dado los campesinos que entraron por primera vez hace cinco años. Según esos testimonios, debajo de la gran piedra estaba envuelto en tres mantas con figuras de triángulos, ojos y flechas pintadas, el cuerpo del que sería el cacique Guanentá.
Pero, los restos no estaban porque, según Navas, cuando él llegó ya habían sido extraídos ilegalmente por guaqueros y se desconoce su destino.
Superando estrechos tramos, el recorrido de la cueva revela lanzas pequeñas que salen de entre la piedra y luego aparece otra cámara donde estaban otros restos de cinco músicos con maracas, pitos de barro, flautas de caña castilla, y trompetas con huesos de animales.
"El hecho de que estén protegiendo la entrada con guerreros es indicio de que fue una tumba muy importante. Si no fue del cacique Guanentá, habrá sido de un jefe muy importante de los guanes", agregó Navas.
9 indicios que confirman la teoría
Alejandro Navas explica las pistas que reafirman que la cueva fue el 'camposanto' de Guanentá:
1. Arte rupestre: Una pictografía cercana a la cueva ilustra una caída a un precipicio. Unido a ello el mito de la muerte de Guanentá, que, se dice, se precipitó al vacío.
2. Crónicas: Existe un relato de Juan de Castellanos de un lugar similar al de la cueva hallada.
3. Toponimia: La vereda El Pozo, es también llamada 'Tocaregua' y significaría lugar desde donde se domina el territorio. Guanentá se habría ubicado allí por estrategia.
4. Geografía. La cueva está en los filos rocosos de cara al río Chicamocha.
5. Tradición oral: Según la leyenda, el cacique está enterrado enfrente de la cueva de las siete tapias, que a su vez queda en el sector del farallón; la misma ubicación de la cueva de Guanentá.
6. Tradición oral: La comitiva fúnebre habría acompañado al cacique hasta la vereda El Pozo, pero ninguno regresó. En ese mismo lugar, hoy, quien camina se pierde en el horizonte.
7. Tradición oral: Según la historia, había una pila de moler con siete manos. Ambas fueron halladas a 100 metros de la cueva.
8. Disposición de la cueva. Las flechas lanzas y guerreros evidencian que el entierro se hizo con temor de que fuera saqueado.
9. El entierro. Las 30 personas enterradas en el lugar, su disposición, como ninguna otra en la Mesa de Xerira, da a entender que se trataba de una persona importante, un cacique
Fuente: El Tiempo
Fecha: 13/12/2009
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