Decúbito dorsal, extendidos y apoyados sobre sus espaldas, evidenciando un entierro por muerte natural. Así fueron encontrados más de una decena de restos de antiguos pobladores en un perfil de arena de Barrancas, Maipú, que estaba destruyéndose por acción del viento.
Fue un maipucino de 15 años (su identidad se mantiene en reserva), alumno de la escuela Juan Bautista Silva, quien advirtió a los científicos sobre "un grupo de esqueletos que asomaban en un barranco", cuando éstos recorrían el lugar en busca de otras evidencias arqueológicas.
Según las primeras hipótesis, las inhumaciones pertenecerían a la Cultura de Agrelo (500 a 1.000), pobladores sedentarios que se ubicaban sobre las márgenes de los ríos y arroyos del centro y norte del territorio mendocino.
Además de ser el primero de este tipo de hallazgos que se produce en el departamento, los conjuntos esqueletarios servirían para determinar cómo vivían los habitantes originarios de Maipú y, por las cercanías, también de Luján de Cuyo.
La primera etapa de la excavación –comandada por la investigadora Paula Novellino, del museo Cornelio Moyano, y Víctor Durán, del laboratorio de Geoarqueología de la UNCuyo, ambos del Conicet y quienes estuvieron apoyados por la Dirección de Patrimonio local– terminó hace dos semanas.
El material encontrado fue llevado al museo emplazado en el parque General San Martín, donde se concretará el estudio bioarqueológico para determinar el estilo de vida de los aborígenes.
Descartan que sea una matanza
Al llegar al sitio de la evidencia, los arqueólogos notaron que algunas piezas habían sido sacadas de su lugar. Después comprobaron que puesteros de los alrededores las habían apilado en una de las márgenes del despeñadero, perjudicando el estado natural del territorio usado por los indígenas para enterrar a sus muertos.
En la pared de arena asomaban restos óseos humanos de ambos sexos y distintas edades, lo que sembró la sospecha de la presencia tanto de niños como de adultos. "Estaban acostados, todos igualmente localizados, mirando al noroeste", detalló a UNO la arqueóloga Novellino. La falta de ajuares asociados o elementos que testimoniaran algún tipo de ritual apuraron la hipótesis de una muerte y entierro natural.
"No es un cementerio, porque carece de características como la limitación del terreno, por eso hablamos de un enterratorio. Tenemos que ver si es una fosa común. Descartamos que hayan fallecido todos juntos y también que se trate de una matanza, por la falta de lanzas y elementos significativos", agregó la científica.
De no ser por el esfuerzo científico, no quedarían pruebas de los antepasados mendocinos. "No es un dato menor que este material arqueológico sirva para reconstruir nuestros orígenes", cerró Novellino.
Fuente: UNO
Fecha: 02/12/2009
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