Andrew Powell no pretende pasar a la historia como el hombre que cambió la fecha del Día de Acción de Gracias. "Eso es para los americanos", dice. "Es un gancho periodístico", añade. Pero si triunfa en su empeño, ese podría ser su legado, si no fuera por la inercia de una tradición de casi siglo y medio.
Argumentos no le faltarían: la cena del pavo rememora a la primera colonia británica estable en Norteamérica, la de los peregrinos del Mayflower en Plymouth. Así, quien demostrase que esta no fue la primera colonia estable tendría derecho de enmienda a la totalidad.
Esa puede ser la conclusión si el proyecto que persigue este alcalde inglés, en colaboración con un equipo de investigadores de EE.UU., logra su propósito: demostrar que el asentamiento de la isla de Roanoke, fundado tres decenios antes de la aventura del Mayflower, dejó descendencia tras su misteriosa desaparición.
El episodio de la colonia perdida es popular para los estadounidenses, añadiendo al interés histórico el ingrediente del misterio. En 1587, el británico Sir Walter Raleigh fletó una expedición de 117 colonos al nuevo mundo con el aval de la reina Isabel I. La flotilla se hizo a la mar en Bideford (Devon) el 8 de mayo y tocó tierra el 22 de julio en la isla de Roanoke, frente a la costa de Carolina del Norte. El gobernador de la colonia, John White, regresó poco después a la metrópoli para reunir refuerzos y provisiones. Su vuelta a Roanoke se frustró cuando Inglaterra desvió todos sus recursos, incluyendo los barcos de White, a la guerra contra la Armada Invencible española.
CROATOAN
El gobernador no pudo regresar a sus dominios hasta 1590, y lo hizo para descubrir que su flamante nuevo mundo estaba desierto. Los colonos habían desaparecido sin signos de lucha ni otra pista más que una palabra grabada en uno de los postes del fuerte: Croatoan. Este era el nombre de los indios de la región, y así llamaban también los europeos a la isla donde vivían los nativos (hoy isla Hatteras). Dado que los colonos se habían amistado con los croatoan, White dedujo que algún motivo les había empujado a mudarse con sus vecinos. Pero nunca pudo verificarlo. Tras poner rumbo a Croatoan, un huracán desvió a la flota de la costa y la condenó a regresar a Inglaterra. Así, la colonia de Roanoke quedó perdida para siempre.
Varias hipótesis han tratado de reconstruir los hechos, aún sin una versión definitiva. Pruebas claras son un anillo inglés de oro del siglo XVI desenterrado en Croatoan y otros artefactos, que se unen a testimonios históricos sobre nativos de ojos claros batiendo cobre en los poblados indígenas.
En 2005, un grupo dirigido por la experta en tecnología y genealogía Roberta Estes fundó en EE.UU. el Proyecto de ADN de la Colonia Perdida, con el fin de rastrear genéticamente a los descendientes del grupo de White. Estes detalla a este diario que ha reunido ya 380 muestras de ADN de cromosoma Y para la línea paterna "la más importante porque había mayoría de hombres", dice y 196 de ADN mitocondrial para la línea materna. Todas ellas proceden de voluntarios que, por sus apellidos, origen o linaje familiar, son candidatos a descendientes de los colonos perdidos. El socio técnico para el procesamiento del ADN es la empresa de genealogía genética Family Tree DNA, con sede en Houston (Texas).
Al proyecto se une ahora Powell, alcalde de Bideford. La rama británica del estudio de ADN hará posible vincular a primos lejanos descendientes de colonos a ambos lados del Atlántico, lo que para Powell sería "el Santo Grial". "El proyecto está en sus primeros pasos", apunta, y "el problema crítico es la falta de fondos". Pero el regidor, que pronto publicará un libro sobre los hechos de Roanoke, es entusiasta: "Si tenemos razón, la historia de EE.UU. se reescribirá con un nuevo comienzo, 33 años antes de los Padres Peregrinos".
Autor: Javier Yanes
Fuente: Público
Fecha: 24/05/2010
Argumentos no le faltarían: la cena del pavo rememora a la primera colonia británica estable en Norteamérica, la de los peregrinos del Mayflower en Plymouth. Así, quien demostrase que esta no fue la primera colonia estable tendría derecho de enmienda a la totalidad.
Esa puede ser la conclusión si el proyecto que persigue este alcalde inglés, en colaboración con un equipo de investigadores de EE.UU., logra su propósito: demostrar que el asentamiento de la isla de Roanoke, fundado tres decenios antes de la aventura del Mayflower, dejó descendencia tras su misteriosa desaparición.
El episodio de la colonia perdida es popular para los estadounidenses, añadiendo al interés histórico el ingrediente del misterio. En 1587, el británico Sir Walter Raleigh fletó una expedición de 117 colonos al nuevo mundo con el aval de la reina Isabel I. La flotilla se hizo a la mar en Bideford (Devon) el 8 de mayo y tocó tierra el 22 de julio en la isla de Roanoke, frente a la costa de Carolina del Norte. El gobernador de la colonia, John White, regresó poco después a la metrópoli para reunir refuerzos y provisiones. Su vuelta a Roanoke se frustró cuando Inglaterra desvió todos sus recursos, incluyendo los barcos de White, a la guerra contra la Armada Invencible española.
CROATOAN
El gobernador no pudo regresar a sus dominios hasta 1590, y lo hizo para descubrir que su flamante nuevo mundo estaba desierto. Los colonos habían desaparecido sin signos de lucha ni otra pista más que una palabra grabada en uno de los postes del fuerte: Croatoan. Este era el nombre de los indios de la región, y así llamaban también los europeos a la isla donde vivían los nativos (hoy isla Hatteras). Dado que los colonos se habían amistado con los croatoan, White dedujo que algún motivo les había empujado a mudarse con sus vecinos. Pero nunca pudo verificarlo. Tras poner rumbo a Croatoan, un huracán desvió a la flota de la costa y la condenó a regresar a Inglaterra. Así, la colonia de Roanoke quedó perdida para siempre.
Varias hipótesis han tratado de reconstruir los hechos, aún sin una versión definitiva. Pruebas claras son un anillo inglés de oro del siglo XVI desenterrado en Croatoan y otros artefactos, que se unen a testimonios históricos sobre nativos de ojos claros batiendo cobre en los poblados indígenas.
En 2005, un grupo dirigido por la experta en tecnología y genealogía Roberta Estes fundó en EE.UU. el Proyecto de ADN de la Colonia Perdida, con el fin de rastrear genéticamente a los descendientes del grupo de White. Estes detalla a este diario que ha reunido ya 380 muestras de ADN de cromosoma Y para la línea paterna "la más importante porque había mayoría de hombres", dice y 196 de ADN mitocondrial para la línea materna. Todas ellas proceden de voluntarios que, por sus apellidos, origen o linaje familiar, son candidatos a descendientes de los colonos perdidos. El socio técnico para el procesamiento del ADN es la empresa de genealogía genética Family Tree DNA, con sede en Houston (Texas).
Al proyecto se une ahora Powell, alcalde de Bideford. La rama británica del estudio de ADN hará posible vincular a primos lejanos descendientes de colonos a ambos lados del Atlántico, lo que para Powell sería "el Santo Grial". "El proyecto está en sus primeros pasos", apunta, y "el problema crítico es la falta de fondos". Pero el regidor, que pronto publicará un libro sobre los hechos de Roanoke, es entusiasta: "Si tenemos razón, la historia de EE.UU. se reescribirá con un nuevo comienzo, 33 años antes de los Padres Peregrinos".
Autor: Javier Yanes
Fuente: Público
Fecha: 24/05/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario