Los científicos consideran que la momia a la que pertenece esta imágen, que se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología de Madrid, es la mejor conservada de todas en la actualidad.
La Sala de Antropología Física es una miscelánea de rarezas, un viaje a los museos del siglo XVIII: esculturas en yeso de una pareja de hotentotes (etnia procedente de Botswana y Namibia, en África), unos esqueletos de orangután, una colección de diversos bustos de "razas" humanas o un curioso esqueleto del llamado "gigante extremeño", un hombre natural de Badajoz que llegó a medir 2'35 metros. En un lado, bajo una colección de máscaras funerarias, solitaria y descontextualizada, aparece la momia de la mujer guanche, con un escueto cartel que cuenta que pertenecía a las colecciones de la Real Biblioteca, de donde se envió al Gabinete de Historia Natural por orden de Carlos III el 3 de octubre de 1776. De los aborígenes isleños y sus costumbres, nada de nada.
Con vistas a Atocha
Este es el lugar del Museo Nacional de Antropología, justo frente a la estación madrileña de Atocha, que ocupa el cadáver momificado de la mujer guanche que reclaman desde hace más de 20 años las autoridades científicas y políticas de Tenerife. Ya en 2006 lo intentó sin éxito el presidente del Cabildo Insular, Ricardo Melchior, y este martes lo ha vuelto a hacer la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, Ana Oramas, al lograr la aprobación de una nueva iniciativa que insta al Gobierno central a devolver esta joya de la historia.
Pero ésta no es la única momia que se encuentra fuera del Archipiélago susceptible de ser requerida por las autoridades canarias. Al menos una docena de cadáveres embalsamados más (ver gráfico superior) se encuentran desperdigados por museos y centros de estudio de Gran Bretaña, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá y Argentina, según el director del Instituto Canario de Bioantropología, el doctor Conrado Rodríguez. En esta lista habría que descontar, tal como precisa Rodríguez, las momias que desaparecieron durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en Alemania y Holanda, así como tantos otros restos que han sido víctimas del expolio, la desidia, el mercado negro y la falta de atención en diferentes etapas de las administraciones públicas.
Ni siquiera las dejan ver
Este doctor en medicina y cirugía recuerda que una de las principales razones de la imposibilidad de recuperar la mayoría de estas piezas es "la negativa de los museos a desprenderse de sus fondos". Por ejemplo, el Instituto de Antropología de la Universidad de Göttingen, en Alemania, donde se encuentra una de las momias, se ha negado siquiera a dar información cuando la ha requerido el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife (OAMC). Igual ocurre con las seis que se hallan en el Museo del Hombre de París. "Ni siquiera nos las han dejado ver para comprobar en qué estado se encuentran", asegura Conrado Rodríguez.
Ni ha sido posible iniciar las gestiones con las que se encuentran en el extranjero, ni tampoco se han producido nuevos hallazgos en las Islas de cuerpos enteros. Sin embargo, sí hay un antecedente que hace mantener ciertas esperanzas, aunque se trate de una excepcionalidad: el regreso a Tenerife en septiembre de 2003 de dos momias, de un varón y una mujer, que habían ido a parar accidentalmente a la remota localidad argentina de Necochea procedentes del Museo Casilda de Tacoronte. Las facilidades que ofrecieron las autoridades argentinas y la situación de abandono en que se encontraban los restos posibilitaron una repatriación única en el mundo.
Fuente: La Opinión de Tenerife
Fecha: 20/05/2010
La Sala de Antropología Física es una miscelánea de rarezas, un viaje a los museos del siglo XVIII: esculturas en yeso de una pareja de hotentotes (etnia procedente de Botswana y Namibia, en África), unos esqueletos de orangután, una colección de diversos bustos de "razas" humanas o un curioso esqueleto del llamado "gigante extremeño", un hombre natural de Badajoz que llegó a medir 2'35 metros. En un lado, bajo una colección de máscaras funerarias, solitaria y descontextualizada, aparece la momia de la mujer guanche, con un escueto cartel que cuenta que pertenecía a las colecciones de la Real Biblioteca, de donde se envió al Gabinete de Historia Natural por orden de Carlos III el 3 de octubre de 1776. De los aborígenes isleños y sus costumbres, nada de nada.
Con vistas a Atocha
Este es el lugar del Museo Nacional de Antropología, justo frente a la estación madrileña de Atocha, que ocupa el cadáver momificado de la mujer guanche que reclaman desde hace más de 20 años las autoridades científicas y políticas de Tenerife. Ya en 2006 lo intentó sin éxito el presidente del Cabildo Insular, Ricardo Melchior, y este martes lo ha vuelto a hacer la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, Ana Oramas, al lograr la aprobación de una nueva iniciativa que insta al Gobierno central a devolver esta joya de la historia.
Pero ésta no es la única momia que se encuentra fuera del Archipiélago susceptible de ser requerida por las autoridades canarias. Al menos una docena de cadáveres embalsamados más (ver gráfico superior) se encuentran desperdigados por museos y centros de estudio de Gran Bretaña, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá y Argentina, según el director del Instituto Canario de Bioantropología, el doctor Conrado Rodríguez. En esta lista habría que descontar, tal como precisa Rodríguez, las momias que desaparecieron durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en Alemania y Holanda, así como tantos otros restos que han sido víctimas del expolio, la desidia, el mercado negro y la falta de atención en diferentes etapas de las administraciones públicas.
Ni siquiera las dejan ver
Este doctor en medicina y cirugía recuerda que una de las principales razones de la imposibilidad de recuperar la mayoría de estas piezas es "la negativa de los museos a desprenderse de sus fondos". Por ejemplo, el Instituto de Antropología de la Universidad de Göttingen, en Alemania, donde se encuentra una de las momias, se ha negado siquiera a dar información cuando la ha requerido el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife (OAMC). Igual ocurre con las seis que se hallan en el Museo del Hombre de París. "Ni siquiera nos las han dejado ver para comprobar en qué estado se encuentran", asegura Conrado Rodríguez.
Ni ha sido posible iniciar las gestiones con las que se encuentran en el extranjero, ni tampoco se han producido nuevos hallazgos en las Islas de cuerpos enteros. Sin embargo, sí hay un antecedente que hace mantener ciertas esperanzas, aunque se trate de una excepcionalidad: el regreso a Tenerife en septiembre de 2003 de dos momias, de un varón y una mujer, que habían ido a parar accidentalmente a la remota localidad argentina de Necochea procedentes del Museo Casilda de Tacoronte. Las facilidades que ofrecieron las autoridades argentinas y la situación de abandono en que se encontraban los restos posibilitaron una repatriación única en el mundo.
Fuente: La Opinión de Tenerife
Fecha: 20/05/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario