Una descendiente de Dióscoro Galindo considera "humillante" el proceso
Con el anuncio de los descendientes de Lorca, que siempre se habían opuesto, de no presentar alegaciones contra la apertura de la fosa donde se cree que el poeta fue enterrado con dos banderilleros, un maestro y un inspector de tributos, parecía que estaba todo dicho. Pero una nieta del maestro Dióscoro Galindo anunció ayer que la semana que viene se dirigirá a la Junta de Andalucía para tratar de frenar un proceso que le parece "una humillación". Nieves Galindo declaró ayer a este diario que acudió "engañada" a la Audiencia Nacional cuando, hace 11 meses, su hermanastra, también Nieves, presentó ante Garzón una denuncia para tratar de recuperar los restos del maestro. "Ella no representa a la familia", zanjó. "Y todo esto me parece un circo, una humillación, me opongo radicalmente".
La otra Nieves, de apellido García, apenas podía explicar su disgusto. Su madre la entregó al hijo del maestro fusilado con tres días y, a los nueve años, descubrió que era adoptada. "Mi padre era mi padre, y Dióscoro mi abuelo. Mi padre se murió con la pena de no haber podido encontrarle y yo no voy a rendirme. Lo único que quiero es cerciorarme de que mi abuelo está ahí y dignificar el lugar poniendo una placa con su nombre".
Sin embargo, la Junta de Andalucía, que el lunes abrió un periodo de 15 días para escuchar las alegaciones en contra de la exhumación, explicó que, aunque respetará "escrupulosamente" las peticiones en contra, la decisión de abrir la fosa es sólo suya. Entre otras razones porque nadie puede asegurar que en esa zanja, junto a la fuente de Aynadamar, en la carretera de Víznar a Alfacar (Granada), esté enterrado su familiar.
El Gobierno andaluz tiene preparado un plan de actuación con el que, asegura, se respetará la voluntad de las dos familias que quieren que se identifiquen los restos de su ser querido (el banderillero Francisco Galadí y el inspector de tributos Fermín Roldán) y de las dos que no (Lorca y Galindo). En la misma fosa, supuestamente, también está enterrado el banderillero Joaquín Arcollas, del que no se conocen descendientes, por lo que tampoco hay muestras genéticas para identificarlo.
Cuando la Junta resuelva los recursos en contra, el plan de la Consejería de Justicia pasa por iniciar cuanto antes las pruebas de georadar para intentar situar el lugar exacto en el que están los restos. Una vez acotada la zona, el Gobierno andaluz prevé colocar vallas e instalar una carpa para que los trabajos no queden a la vista del público ni de los medios de comunicación. Según un portavoz de la Consejería de Justicia, una de las obsesiones de la Junta es evitar que la exhumación de la fosa acabe convertida en un "circo mediático", por lo que, previsiblemente, se exigirá confidencialidad por contrato a todas las personas involucradas en los trabajos de exhumación e identificación.
Una vez que se desentierren los restos, se hará un primer análisis de antropología forense, consistente en colocar los huesos encontrados para ir componiendo cada cuerpo. Existe la posibilidad de que, en el supuesto de que los restos estuvieran bien conservados, pudieran servir a primera vista, para saber si corresponden a Lorca o alguno de los que fueron enterrados con él. En el caso del poeta, por ejemplo, se cuenta con que tenía dolicefalia (la forma de la cabeza más alargada de lo habitual), lo que podría servir para identificarlo. Pero según fuentes de la Consejería de Justicia, aunque se encontrara un cráneo con estas características, no se hará público, porque la familia del poeta no ha pedido que se le identifique.
Tras el análisis anatómico forense se realizará el genético, que es el que permitirá saber con seguridad si alguno de los restos corresponden al banderillero Galadí o el inspector Roldán, cuyos descendientes son los únicos que, por ahora, se han ofrecido a aportar muestras biológicas. Nieves García, que desea identificar los restos de su abuelo, no podría aportar esas muestras, porque el hijo del maestro la adoptó cuando tenía tres días. Los restos que no correspondan ni a Galadí ni a Roldán, serán devueltos a la fosa y sobre ella la Junta prevé instalar un monolito que tampoco despejará el misterio de si allí yace o no el poeta granadino.
Autor: R. Rincón / N. Junquera
Fuente: El País
Fecha: 28/08/2009
Con el anuncio de los descendientes de Lorca, que siempre se habían opuesto, de no presentar alegaciones contra la apertura de la fosa donde se cree que el poeta fue enterrado con dos banderilleros, un maestro y un inspector de tributos, parecía que estaba todo dicho. Pero una nieta del maestro Dióscoro Galindo anunció ayer que la semana que viene se dirigirá a la Junta de Andalucía para tratar de frenar un proceso que le parece "una humillación". Nieves Galindo declaró ayer a este diario que acudió "engañada" a la Audiencia Nacional cuando, hace 11 meses, su hermanastra, también Nieves, presentó ante Garzón una denuncia para tratar de recuperar los restos del maestro. "Ella no representa a la familia", zanjó. "Y todo esto me parece un circo, una humillación, me opongo radicalmente".
La otra Nieves, de apellido García, apenas podía explicar su disgusto. Su madre la entregó al hijo del maestro fusilado con tres días y, a los nueve años, descubrió que era adoptada. "Mi padre era mi padre, y Dióscoro mi abuelo. Mi padre se murió con la pena de no haber podido encontrarle y yo no voy a rendirme. Lo único que quiero es cerciorarme de que mi abuelo está ahí y dignificar el lugar poniendo una placa con su nombre".
Sin embargo, la Junta de Andalucía, que el lunes abrió un periodo de 15 días para escuchar las alegaciones en contra de la exhumación, explicó que, aunque respetará "escrupulosamente" las peticiones en contra, la decisión de abrir la fosa es sólo suya. Entre otras razones porque nadie puede asegurar que en esa zanja, junto a la fuente de Aynadamar, en la carretera de Víznar a Alfacar (Granada), esté enterrado su familiar.
El Gobierno andaluz tiene preparado un plan de actuación con el que, asegura, se respetará la voluntad de las dos familias que quieren que se identifiquen los restos de su ser querido (el banderillero Francisco Galadí y el inspector de tributos Fermín Roldán) y de las dos que no (Lorca y Galindo). En la misma fosa, supuestamente, también está enterrado el banderillero Joaquín Arcollas, del que no se conocen descendientes, por lo que tampoco hay muestras genéticas para identificarlo.
Cuando la Junta resuelva los recursos en contra, el plan de la Consejería de Justicia pasa por iniciar cuanto antes las pruebas de georadar para intentar situar el lugar exacto en el que están los restos. Una vez acotada la zona, el Gobierno andaluz prevé colocar vallas e instalar una carpa para que los trabajos no queden a la vista del público ni de los medios de comunicación. Según un portavoz de la Consejería de Justicia, una de las obsesiones de la Junta es evitar que la exhumación de la fosa acabe convertida en un "circo mediático", por lo que, previsiblemente, se exigirá confidencialidad por contrato a todas las personas involucradas en los trabajos de exhumación e identificación.
Una vez que se desentierren los restos, se hará un primer análisis de antropología forense, consistente en colocar los huesos encontrados para ir componiendo cada cuerpo. Existe la posibilidad de que, en el supuesto de que los restos estuvieran bien conservados, pudieran servir a primera vista, para saber si corresponden a Lorca o alguno de los que fueron enterrados con él. En el caso del poeta, por ejemplo, se cuenta con que tenía dolicefalia (la forma de la cabeza más alargada de lo habitual), lo que podría servir para identificarlo. Pero según fuentes de la Consejería de Justicia, aunque se encontrara un cráneo con estas características, no se hará público, porque la familia del poeta no ha pedido que se le identifique.
Tras el análisis anatómico forense se realizará el genético, que es el que permitirá saber con seguridad si alguno de los restos corresponden al banderillero Galadí o el inspector Roldán, cuyos descendientes son los únicos que, por ahora, se han ofrecido a aportar muestras biológicas. Nieves García, que desea identificar los restos de su abuelo, no podría aportar esas muestras, porque el hijo del maestro la adoptó cuando tenía tres días. Los restos que no correspondan ni a Galadí ni a Roldán, serán devueltos a la fosa y sobre ella la Junta prevé instalar un monolito que tampoco despejará el misterio de si allí yace o no el poeta granadino.
Autor: R. Rincón / N. Junquera
Fuente: El País
Fecha: 28/08/2009
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