viernes, 25 de septiembre de 2009

El misterio de las momias de Llullaillaco, ¿cómo murieron?

Los investigadores ya devolvían el cuerpo a la cápsula de cristal, cuando Angelique Corthals observó un detalle en el que nadie había reparado. La túnica que envolvía al niño momificado presentaba unas manchas que luego de analizarlas resultaron ser de saliva y sangre.

Corthals, antropóloga forense de la Universidad de Stony Brook, dedujo que el pequeño murió de un derrame interno, por el golpe que le asestó un sacerdote inca, hace 500 años. No de hipotermia, como se suponía.

La hipótesis de la experta norteamericana abrió un nuevo debate acerca de la forma en que se realizaban los sacrificios humanos durante la época de los incas.

Todo comenzó en marzo de 1999 cuando la expedición a cargo del antropólogo norteamericano Johan Reinhard y de la arqueóloga argentina, Costanza Ceruti, ascendió hasta la cima del volcán Llullaico, uno de los más altos del mundo, para investigar las ruinas de lo que parecía ser un santuario incaico. Lo era.

En lo alto de esa montaña situada al noroeste de Argentina, a más de 6.700 metros sobre el nivel del mar, los científicos descubrieron tres cuerpos momificados de forma natural, por obra de las bajas temperaturas y la sequedad de la atmósfera. El hallazgo llenó de asombro a la comunidad científica.

Trabajando en condiciones extremas, a 20 grados bajo cero y con vientos de 80 kilómetros por hora, los miembros de la expedición, patrocinada por National Geographic, lograron desenterrar los cuerpos y trasladarlos al laboratorio del Museo de Arqueología del Alta Montaña (MAAM) en la ciudad de Salta. Las momias mejor preservadas del período precolombino, corresponden a una joven de cerca de 15 años, apodada La Doncella, a un chico de entre siete y 12 años —El Niño— y a una niña de cerca de seis años, que luego de morir fue alcanzada por un rayo.

En tiempos de catástrofe los incas elegían las cumbres más elevadas de los Andes para apaciguar la ira de los dioses por medio de la chapacocha o sacrificio de niños-emisarios. Las últimas investigaciones revelan que los tres niños recorrieron a pie los 1.600 kilómetros que separan al Cuzco, capital del Imperio Inca, del volcán donde hallaron la muerte. Pero, ¿de qué forma fueron inmolados?

Mario Bernanski, el científico que diseñó las cápsulas donde se conservan las momias en un medio que reproduce las condiciones de Llullaillaco, rechaza la hipótesis de Angelique Corthals. "En las tomografías craneanas no aparecen huellas de instrumentos contundentes o cortantes. Lo que sí hallamos fueron altos niveles de coca y de chicha (una bebida alcohólica) en los tejidos y en los cabellos de los tres individuos", dice Bernaski.

En base a esos residuos, los investigadores del MAAM presumen que los sacerdotes suministraron a los niños una especie de narcótico. Ellos se durmieron y la hipotermia hizo lo demás.

En cuanto a la mancha de sangre hallada en las ropas de El Niño, Miguel Xemena, director del MAAM, la atribuye un edema pulmonar. "Considerando que se trata de chico no mayor de siete años, es probable que sus pulmones no resistieran la falta de oxígeno y la baja presión durante el ascenso. Seguramente ya agonizaba cuando alcanzaron el altar de los sacrificios", concluye Xemena.

Fuente:
El Mundo
Fecha: 23/09/2009

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