Guirao M, Sanz A, Guirao-Piñeyro M (2007). El cuerpo humano y su emergencia. Ciencia y tradiciones. Editorial Universidad de Granada. Granada, 2007. 412 páginas.
¿Se puede decir que el cuerpo humano emerge? Los autores, médicos y profesores, lo explican a su modo y justifican su actitud con una variada serie de consideraciones y razones rebuscadas en muy diversos campos y épocas del conocimiento. Así; esta publicación, que podría catalogarse literariamente como un ensayo, porque incluye una serie de divagaciones reflexivas acerca del tema, podría ser también una novela, como que es a la vez un relato de sucesos y pasiones que llenan y animan sus vidas.
Empieza la narración de este libro criticando cómo, aún en los años cincuenta-sesenta del siglo pasado, por razones religiosas, épicas, políticas, sociales de la época en fin, el cuerpo humano se despreciaba en su valoración sustancial, de modo que, en cualquier presentación, tenía que compartir con el alma sus significado, capacidad y rendimiento, pero con notoria desventaja que tardó en matizarse. El alma era seguro camino para la liberación, y el cuerpo, acaso, sujeto de pecado y perdición, porque distraía de nuestro compromiso sobrenatural, hasta el punto de creer los líderes más cualificados que había que castigarlo, someterlo, humillarlo con crueldad, para poder compensar con algún sacrificio meritorio su maldad.
¡Qué gravísimo error!, pero, tan arraigado estaba que, traducido a la pedagogía, los autores insisten en que, en esa época de un nacional-catolicismo exaltado, la citada "competencia" obligaba a tratar las presentaciones del tema con sumo cuidado, hasta en Medicina para no escandalizar al enfatizar la descripción de algún sector corporal significativo. que pudiera incitar al escándalo. El cuerpo femenino detallado con esmero podía resultar descarado en un aula donde podría haber dos o tres mujeres y muchos hombres, por el riesgo de convertirse ellas en el centro de miradas furtivas o, en el fondo, maquiavélico objeto de deseo, aunque fueran a ser, unos y otras, médicos. Por otra parte, el tratar de presentar sentimientos o ilusiones para un cerebro hubiera sido demencial, porque lo espiritual no podía estar en él -no se sabía dónde estaba-, aunque, poco a poco, se fue pasando de alma a espíritu, mente, psique, consciencia, etc., y así ya sí se encontraba.
A partir de aquí toda la obra es una reivindicación del cuerpo pleno, aunque cualquier lector no podría comprender aún cómo se puede pasar de esa presentación vigilada a la libre sublimación emergente que señala el título. Los autores hacen suyo este compromiso, pero advierten, de entrada, de una falta de preparación en la sociedad en que vivimos, su poca preocupación por las cosas trascendentes ante la tiranía de la urgencia de lo de fuera, de lo mediático absorbente, y por eso el primer paso es explicar la experiencia íntima transformadora y fortalecedora que la obra describe.
(...)
Y al final hay una reflexión moderadora frente a la aparente prepotencia emergente de la obra, que no es sino un ensayo biológico del ser. Viene a ser ésta: "Pero ¿qué puede significar una vida de cien años, generosa pues, frente a quince mil millones que van ya de esta historia cósmica creativa?, ¿una brizna, un relámpago? Pues eso es lo que somos, pero, en nuestra pequeñez, seamos audaces además de sensatos".
Autora: Mª Carmen Maroto Vela (Presidenta de la Real Academia de Medicina de Granada)
Ver la reseña bibliográfica completa en madri+d
¿Se puede decir que el cuerpo humano emerge? Los autores, médicos y profesores, lo explican a su modo y justifican su actitud con una variada serie de consideraciones y razones rebuscadas en muy diversos campos y épocas del conocimiento. Así; esta publicación, que podría catalogarse literariamente como un ensayo, porque incluye una serie de divagaciones reflexivas acerca del tema, podría ser también una novela, como que es a la vez un relato de sucesos y pasiones que llenan y animan sus vidas.
Empieza la narración de este libro criticando cómo, aún en los años cincuenta-sesenta del siglo pasado, por razones religiosas, épicas, políticas, sociales de la época en fin, el cuerpo humano se despreciaba en su valoración sustancial, de modo que, en cualquier presentación, tenía que compartir con el alma sus significado, capacidad y rendimiento, pero con notoria desventaja que tardó en matizarse. El alma era seguro camino para la liberación, y el cuerpo, acaso, sujeto de pecado y perdición, porque distraía de nuestro compromiso sobrenatural, hasta el punto de creer los líderes más cualificados que había que castigarlo, someterlo, humillarlo con crueldad, para poder compensar con algún sacrificio meritorio su maldad.
¡Qué gravísimo error!, pero, tan arraigado estaba que, traducido a la pedagogía, los autores insisten en que, en esa época de un nacional-catolicismo exaltado, la citada "competencia" obligaba a tratar las presentaciones del tema con sumo cuidado, hasta en Medicina para no escandalizar al enfatizar la descripción de algún sector corporal significativo. que pudiera incitar al escándalo. El cuerpo femenino detallado con esmero podía resultar descarado en un aula donde podría haber dos o tres mujeres y muchos hombres, por el riesgo de convertirse ellas en el centro de miradas furtivas o, en el fondo, maquiavélico objeto de deseo, aunque fueran a ser, unos y otras, médicos. Por otra parte, el tratar de presentar sentimientos o ilusiones para un cerebro hubiera sido demencial, porque lo espiritual no podía estar en él -no se sabía dónde estaba-, aunque, poco a poco, se fue pasando de alma a espíritu, mente, psique, consciencia, etc., y así ya sí se encontraba.
A partir de aquí toda la obra es una reivindicación del cuerpo pleno, aunque cualquier lector no podría comprender aún cómo se puede pasar de esa presentación vigilada a la libre sublimación emergente que señala el título. Los autores hacen suyo este compromiso, pero advierten, de entrada, de una falta de preparación en la sociedad en que vivimos, su poca preocupación por las cosas trascendentes ante la tiranía de la urgencia de lo de fuera, de lo mediático absorbente, y por eso el primer paso es explicar la experiencia íntima transformadora y fortalecedora que la obra describe.
(...)
Y al final hay una reflexión moderadora frente a la aparente prepotencia emergente de la obra, que no es sino un ensayo biológico del ser. Viene a ser ésta: "Pero ¿qué puede significar una vida de cien años, generosa pues, frente a quince mil millones que van ya de esta historia cósmica creativa?, ¿una brizna, un relámpago? Pues eso es lo que somos, pero, en nuestra pequeñez, seamos audaces además de sensatos".
Autora: Mª Carmen Maroto Vela (Presidenta de la Real Academia de Medicina de Granada)
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