El día 14 de este mes comenzará la excavación del yacimiento musulmán de Albalat, que data de la Edad Media y está situado en Romangordo.
Una docena de voluntarios trabajarán hasta el 3 de octubre bajo la dirección de Sophie Gilotte, del Instituto Histórico Hoffmeyer, situado en Jaraíz de la Vera y que pertenece al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y al IAM (Instituto de Arqueología de Mérida). Además de este personal sobre el terreno, también formarán parte del proyecto un arqueólogo y un técnico del IAM para el levantamiento topográfico, además de un biólogo de la Estación Biológica de Doñana que estudiará los restos de fauna, según ha explicado a este periódico la directora de la excavación arqueológica. "La iniciativa surge del Ayuntamiento de Romangordo y de su alcaldesa que entiende la importancia de recuperar el patrimonio histórico de su municipio", apunta Gilotte. De hecho, es el consistorio quien proporciona el alojamiento a los participantes, además de dar apoyo logístico y económico. La aportación económica también deriva de un convenio entre el CSIC y la Casa de Velázquez, institución francesa con sede en Madrid y que depende del Ministerio francés de Educación.
Según ha explicado Gilotte, la intención de la excavación es "obtener más datos sobre la evolución del yacimiento, sobre la vida cotidiana de sus habitantes y sobre sus relaciones económicas y políticas con el resto de la región". Luego, tras la primera campaña, se valorará el potencial arqueológico y turístico. Y habrá una segunda parte si hay indicios de resultados y si hay financiación, por supuesto.
Albalat, que significa camino empedrado, fue una pequeña ciudad hasta finales del siglo XI, según relata Gilotte, y se consideró cabeza de comarca. Luego fue fortificada por los musulmanes debido a su posición estratégica como zona de paso en el Tajo y a los ataques de los cristianos. De hecho, fue conquistada y reconquistada por unos y otros hasta finales del siglo XII, cuando es abandonada y surgen varios pueblos, creando la Campana de Albalat.
Fuente: El Peródico
Fecha: 03/09/2009
Una docena de voluntarios trabajarán hasta el 3 de octubre bajo la dirección de Sophie Gilotte, del Instituto Histórico Hoffmeyer, situado en Jaraíz de la Vera y que pertenece al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y al IAM (Instituto de Arqueología de Mérida). Además de este personal sobre el terreno, también formarán parte del proyecto un arqueólogo y un técnico del IAM para el levantamiento topográfico, además de un biólogo de la Estación Biológica de Doñana que estudiará los restos de fauna, según ha explicado a este periódico la directora de la excavación arqueológica. "La iniciativa surge del Ayuntamiento de Romangordo y de su alcaldesa que entiende la importancia de recuperar el patrimonio histórico de su municipio", apunta Gilotte. De hecho, es el consistorio quien proporciona el alojamiento a los participantes, además de dar apoyo logístico y económico. La aportación económica también deriva de un convenio entre el CSIC y la Casa de Velázquez, institución francesa con sede en Madrid y que depende del Ministerio francés de Educación.Según ha explicado Gilotte, la intención de la excavación es "obtener más datos sobre la evolución del yacimiento, sobre la vida cotidiana de sus habitantes y sobre sus relaciones económicas y políticas con el resto de la región". Luego, tras la primera campaña, se valorará el potencial arqueológico y turístico. Y habrá una segunda parte si hay indicios de resultados y si hay financiación, por supuesto.
Albalat, que significa camino empedrado, fue una pequeña ciudad hasta finales del siglo XI, según relata Gilotte, y se consideró cabeza de comarca. Luego fue fortificada por los musulmanes debido a su posición estratégica como zona de paso en el Tajo y a los ataques de los cristianos. De hecho, fue conquistada y reconquistada por unos y otros hasta finales del siglo XII, cuando es abandonada y surgen varios pueblos, creando la Campana de Albalat.
Fuente: El Peródico
Fecha: 03/09/2009
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