lunes, 15 de junio de 2009

Cierto rasgo de la conducta alimentaria humana puede ser más antiguo de lo creído

La investigación también ofrece información valiosa sobre qué árboles son importantes para la dieta de los monos, lo cual es vital para poder aplicar las medidas más adecuadas que garanticen su conservación. La información también podría ayudar a mejorar el cuidado de primates en cautiverio, los cuales, debido a su dieta, pueden ser propensos a la obesidad y a los problemas de salud asociados.

La investigadora Annika Felton (Universidad Nacional Australiana, en Canberra, Australia), pasó un año en la selva tropical boliviana (en el Departamento Santa Cruz) haciendo primeramente que los monos araña peruanos (Ateles chamek) se acostumbrasen a la presencia de ella, y luego observando sus hábitos alimentarios.

Ella siguió a 15 monos de manera individual (7 machos y 8 hembras, todos adultos), realizando observaciones continuas del mismo animal durante todo el día y siguiendo a cada uno de los monos durante al menos un día entero al mes.

Durante las observaciones, registró todo lo que los monos hacían y comían, y durante cuánto tiempo. Cuando le fue posible, contó cada fruta y cada hoja que comían y recolectó muestras de lo que habían ingerido de los árboles específicos que los monos habían elegido. Las muestras fueron desecadas y enviadas al laboratorio en Australia, donde se analizó su contenido nutricional. Esto permitió calcular a Felton y a sus colegas cuánto había consumido cada mono individual y cuáles eran los nutrientes implicados.

Los científicos descubrieron que el patrón de ingestión de nutrientes de los monos araña salvajes, que consumen frutas principalmente, era casi idéntico al de los humanos, que somos omnívoros. Lo que los monos araña y los humanos tenemos en común es que regulamos estrictamente la ingestión de proteínas diaria. Parece que esos monos intentan ingerir una cantidad específica de proteína cada día, independientemente de si comen sólo fruta madura o también otros productos vegetales.

Hallar tal conducta en los monos araña ha resultado inesperado, porque antes se pensaba que los animales especializados en comer fruta madura eran "maximizadores de energía", o, en otras palabras, que intentarían maximizar su ingestión diaria de energía. Los resultados de la investigación demuestran que éste no es el caso.

La consecuencia de la regulación estricta de proteína es la misma para monos y humanos: Si la dieta es pobre en proteína pero rica en carbohidratos y grasas (alimentos densos en energía) los individuos terminarán ingiriendo una gran cantidad de energía para tratar de obtener su meta proteica, lo cual puede llevar al aumento excesivo de peso. Se piensa que este efecto derivado de la prioridad proteica desempeña un papel importante en el problema de la obesidad humana que afecta a las sociedades occidentales modernas.

Fuente:
Solo Ciencia
Fecha: 11/06/2009

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