Pero pequeñas diferencias cronológicas en la proliferación de las células pueden explicar grandes diferencias encontradas en los ojos de dos especies que evolucionaron a partir de un ancestro común. Estas dos especies son los monos búho o monos nocturnos (del género Aotus) y los monos capuchinos.
Unos investigadores de la Universidad Cornell, el Hospital de Investigación Pediátrica de St. Jude en Tennessee y la Universidad Federal de Para, Brasil, han encontrado un mecanismo evolutivo que desvela datos importantes sobre cómo pueden surgir por evolución cambios importantes en el cerebro de los primates.
En ambas especies de monos, las células especializadas del ojo se desarrollaron en el embrión en crecimiento a partir de una sola célula retinal progenitora. En su diseño básico, los ojos de estos primates tienen la capacidad y la arquitectura necesarias para ser o nocturnos o diurnos, según las necesidades y el nicho ecológico de la especie.
Barbara Finlay, psicóloga y neurobióloga de la Universidad Cornell, y sus colegas, compararon los ojos en desarrollo en fetos de las dos especies para entender mejor cómo los monos nocturnos desarrollaban retinas con muchos más bastoncillos que conos, mientras que los monos capuchinos, que son más activos durante el día, desarrollaban más conos que bastoncillos.
Estas dos especies evolucionaron hace cerca de 15 millones de años a partir de un ancestro común que tenía un ojo apropiado para la actividad diurna.
Los investigadores creyeron que comparar cómo los ojos de estos monos se desarrollan durante el crecimiento embrionario podría ayudarles a dilucidar qué cambios evolutivos se requerirían para la evolución de un ojo diurno a uno nocturno.
Comparando la cronología de la proliferación celular de la retina en las dos especies, los investigadores encontraron evidencias de que un período extendido de la proliferación de células progenitoras en el mono búho daba origen a un mayor número de bastoncillos y otras células asociadas que hacen a sus ojos apropiados para la visión nocturna; los ojos también evolucionaron para ser grandes y tener estructuras más grandes para captar luz.
Fuente: Solo Ciencia
Fecha: 12/06/2009
Unos investigadores de la Universidad Cornell, el Hospital de Investigación Pediátrica de St. Jude en Tennessee y la Universidad Federal de Para, Brasil, han encontrado un mecanismo evolutivo que desvela datos importantes sobre cómo pueden surgir por evolución cambios importantes en el cerebro de los primates.
En ambas especies de monos, las células especializadas del ojo se desarrollaron en el embrión en crecimiento a partir de una sola célula retinal progenitora. En su diseño básico, los ojos de estos primates tienen la capacidad y la arquitectura necesarias para ser o nocturnos o diurnos, según las necesidades y el nicho ecológico de la especie.
Barbara Finlay, psicóloga y neurobióloga de la Universidad Cornell, y sus colegas, compararon los ojos en desarrollo en fetos de las dos especies para entender mejor cómo los monos nocturnos desarrollaban retinas con muchos más bastoncillos que conos, mientras que los monos capuchinos, que son más activos durante el día, desarrollaban más conos que bastoncillos.
Estas dos especies evolucionaron hace cerca de 15 millones de años a partir de un ancestro común que tenía un ojo apropiado para la actividad diurna.
Los investigadores creyeron que comparar cómo los ojos de estos monos se desarrollan durante el crecimiento embrionario podría ayudarles a dilucidar qué cambios evolutivos se requerirían para la evolución de un ojo diurno a uno nocturno.
Comparando la cronología de la proliferación celular de la retina en las dos especies, los investigadores encontraron evidencias de que un período extendido de la proliferación de células progenitoras en el mono búho daba origen a un mayor número de bastoncillos y otras células asociadas que hacen a sus ojos apropiados para la visión nocturna; los ojos también evolucionaron para ser grandes y tener estructuras más grandes para captar luz.
Fuente: Solo Ciencia
Fecha: 12/06/2009
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